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Susana García Ungo: «El arte es una herramienta de empoderamiento»

Sus obras estimulan y provocan contra el «tradicional» y «estereotipado» concepto de lo femenino

Susana García Ungo. joseluismartinezmeseguer@gmail.com

¿En qué disciplina artística te sientes más cómoda y por qué?

En todo lo relacionado con lo textil, el papel, las técnicas mixtas y la experimentación de materiales. Empecé pintando. Nació mi hija y fue una cuestión de adaptación. El papel, el collage, los hilos me permitían poder trabajar en casi cualquier sitio y momento. Aprendí a aprovechar cualquier tiempo. Con la pintura no era posible. La levedad de las piezas, el poder ser plegadas, fácilmente transportables, me atrae mucho. El pequeño formato, las instalaciones de pequeñas cajas, me ayuda a poder hablar de temas íntimos (universales) con una sensación simbólica de protección.

¿La fuerza de lo frágil y La fuerza de lo frágilFrágil

El patriarcado, con sus estereotipos de género, ha insistido en ese aspecto de la fragilidad femenina, naturalizando algo cultural. Fragilidad y fortaleza son cualidades humanas. Sólo cuando reconocemos nuestra fragilidad contactamos con nuestra fuerza o poder personal. Decía Machado: ·busca a tu contrario que siempre va contigo y es tu complementario».

¿El arte textil es un territorio exclusivo de lo femenino?

Tradicionalmente así ha sido. Considerada además como una artesanía. Artistas hombres trabajan desde lo textil para hablar de una nueva construcción de la masculinidad. Nicholas Hlobo, sudafricano, cose y trabaja el textil. Claudio Catillo, chileno, teje para romper los estereotipos de género e imparte talleres a otros hombres. Iniciativas muy interesantes y todo un campo a explorar. Los prejuicios acaban limitándonos, perdiéndonos cosas.

La lentitud artesanal de tu trabajo, recortar, coser, en un acto de ternura, ¿qué se puede vindicar o reivindicar así de la desigual situación de la mujer?

En un principio se trataba de reivindicar la valoración de un trabajo poco reconocido e invisibilizado. La ternura, como conducta de cuidado, puede empezar hacia los materiales y extenderse a las personas. Requiere paciencia, tiempo y empatía. Consecuencia lógica de sabernos seres frágiles. Debería dejar de ser patrimonio femenino para ampliarse al género humano.

Hay otro aspecto, en estos tiempos de compulsión a la inmediatez y a la rapidez, y es que puede funcionar casi como una meditación. Coser tiene un ritmo que facilita la concentración y prepara la mente para pensar con mayor claridad, de manera que seamos nosotros quienes controlamos a la mente y no al revés. Tradicionalmente las mujeres nos hemos ocupado mucho de las emociones y es importante que estas vayan siempre acompañadas de buenos razonamientos.

¿Crees que aún queda mucho para que la mujer adquiera su real empoderamiento y plena igualdad con el hombre?

Se ha avanzado, pero hay una parte de retroceso que está invisibilizada y que conlleva confusión. Términos como feminismo siguen siendo malinterpretados. Aparecen nuevas formas de misoginia. El consumo potencia los estereotipos de género. Las cifras sobre la representación de las mujeres en el mundo del arte hablan por sí solas. Montserrat Casado ha comprobado que, tres décadas después de las denuncias de las Guerrilla Girls sobre el papel de la mujer en el arte contemporáneo, la situación apenas ha variado. Pienso que tod@s tenemos bastante que hacer para alcanzar una igualdad plena.

¿Por qué de la memoria? ¿Qué queda aún por hacer y decir?

He aprendido que, detrás de todo síntoma o sufrimiento psíquico, hay memorias atrapadas que necesitan ser liberadas para que esa energía pueda seguir fluyendo con la vida y porque la justicia y la salud mental tienen que ir de la mano. Estas memorias no solo son debidas a sucesos o vivencias de la propia biografía. Hay memorias sociales que todavía siguen veladas y que se entretejen con las individuales. Hay un sistema de salud que permite que la industria psicofarmacológica contribuya a acallar memorias. Gormo parte de la asociación de mujeres feministas EmPoderArte, que lucha entre otras cosas por recuperar memorias. Participamos en la exposición «Bebés robados» sobre los bebés robados durante el franquismo a mujeres y a adolescentes que eran entregadas al Patronato de la mujer simplemente por revelarse. Bebés dados en adopción a quien pagase lo suficiente. En los preventorios, a los que se mandaba a estas mujeres y que siguieron funcionando una vez entró la democracia hasta el año 1982, se cometieron auténticas barbaridades. Tuvo lugar en San Fernando de Henares, en una sala que antes fue uno de dichos preventorios. Una de las exposiciones en las que he participado con mayor sentido. En «Pabellón de mujeres ilustres», Ela Rabasco consiguió recuperar la autoría de una de las obras de María Luisa Pérez Herrero en la colección del Patrimonio Nacional, donde la autoría era atribuida a su hermano. Mirando de verdad, sin conformarnos, tanto hacia dentro como hacia fuera quedará siempre por hacer y por decir.

¿Cómo llegas a la arteterapia?

Acabé psicología e hice prácticas en Alemania. La arteterapia, en España, no existía como profesión. En Alemania era una figura más, igual de importante que otras dentro de un equipo de trabajo terapéutico. El poder natural de la creatividad podía ser utilizado para ayudar de manera individualizada, conforme a lo que cada persona necesitaba. Ya no me aparté de este camino. Volví a España. Trabajé como psicóloga. Cursé Bellas Artes y formándome también en arteterapia. El feminismo me llevó a entender que el arte es una gran herramienta de empoderamiento. Trabajé desde el arte, en Calp, con mujeres que han sufrido o sufren violencia de género y los resultados han sido importantes. Hicimos una exposición con sus trabajos. Impactada con el nivel de sinceridad y coraje alcanzado. Lamentablemente la continuidad de los talleres depende de la manera que tienen nuestros políticos de distribuir financiaciones.

¿En qué proyectos futuros andas ahora?

Tengo previsto exponer en una galería que acaba de abrir sus puertas en Calp en el mes de junio. También estoy trabajando en dos piezas para presentarme a la muestra de arte textil Art al Vent, en Gata de Gorgos, y a la Bienal de arte textil de Uruguay. Con la asociación EmPoderArte tenemos prevista en marzo una exposición colectiva en una sala del Ayuntamiento de Rivas, que se titulará Nosotras mismas y otra todavía sin fecha que hablará sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual.

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