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Un despertar espacial

TGYC tuvo que sacudirse la losa de perder a su batería antes de poder grabar Awake

El grupo TGYC, en una imagen reciente. SAMUEL CANO CON ART WORK DE PATRI LLORENS

Ha sido para el grupo un «despertar a todo lo que les rodea». Otra historia completamente diferente respecto a sus discos anteriores. Y está hecho a conciencia. Aparcan el folk-rock y se lanzan a la electrónica en un álbum de 8 canciones que ya ha conseguido la financiación del mecenazgo popular vía Verkami (superaron los 1.500 euros que necesitaban en tan solo 9 días). Así pueden sufragarse los gastos de la grabación que han realizado en Alicante en el Studio Cúbico, con J.A. López Rubio al frente, y el mastering del mismo, que es cortesía de Martín Ballesta y que se llevó a cabo en Last Punch Mastering (Glasgow).

El nuevo álbum es ecléctico, positivo, bailable y está repleto de paisajes sonoros místicos y referencias en sus letras a la ciencia-ficción. Eso sí, como en los otros discos, enseguida observas grandes influencias como Radiohead, Tame Impala, Metronomy o, por momentos, en temas como Hoax River o Can dance, a algún hit de Stereolab o Saint Etienne. Los cuatro responsables son J. C. Rico (voz y sintetizadores), M. Diéguez (Guitarras y sintetizadores), C. Martínez (bajo, sintetizador y programaciones) y O. de la Iglesia (sintetizadores y sampler). Esta nueva era se visualiza ya en el nombre de la banda alicantina. Se quedan con el acrónimo. Y en el diseño, realizado por el estudio de diseño gráfico alicantino Graphiteque. Todos los elementos van en consonancia con esta etapa cósmica, onírica.

En estos últimos 5 años han dado un salto de lo terrenal al espacio exterior. Han soltado amarras. «Es como si estuviésemos flotando por encima de la tierra», piensa J. C. Y es que, mientras el folk viene de las raíces de las culturas, donde se habla de rupturas o canciones protesta, en Awake, describe, sería como «estar despierto o atento a nuevas sensaciones o nuevos paradigmas». Reconoce haber leído muchos libros místicos. De cabecera, sobretodo ha tenido uno de la estadounidense Bárbara Marciniak,«una canalizadora de energías»

«No queremos renegar de la esencia, pero el grupo se ha reinventado y el sonido es completamente nuevo», declara J. C. Rico. Hasta su voz, al haber utilizado efectos, suena más espacial. Ya no tiene el protagonismo de los discos anteriores. Se ha convertido en un instrumento más. «Las canciones no lo necesitan -apunta-. Casi todas las letras del disco son súper cortas, se repiten las frases porque es como un mantra», explica. Es el momento de los sintes y de los mensajes con calado. Se deja ver ya en el tema Caves con el que han promocionaron este mes la campaña de crowdfunding.

J. C. Rico puede mirar atrás y revisar 25 años en la música. «Llevo tocando desde que salió el Nevermind de Nirvana», recuerda, y, este paso hacia la electrónica, aclara, no era la primera vez que lo daban. «Ya lo hicimos», señala. Y es que, junto con Carlos Martínez, montó un grupo a finales de los 90, West Poles, y ganaron el concurso Circuit Rock de la Comunidad Valenciana. Sorprendieron a propios y a extraños. Mandaron el repertorio en cinta y les pillaron enseguida. Llegaron a la final y la ganaron. Era, califica, dreampop. ¿Cómo fue esta vuelta a la electrónica? Básicamente, explica, se quedaron sin batería y estuvieron años buscando un sustituto. El proceso de alguna manera pudo con ellos y llegaron al punto en el que pensaron en hacer otras cosas. Aparcar el folk-rock y empezar a investigar. Eso fue en 2014. Entonces, sonríe J. C. Rico, «empezamos a componer y a comprar maquinitas».

En los otros tres discos, reconoce, también hay «búsqueda de nuevos sonidos, de experimentación, pero en este?es otro grupo». El orden del disco, tal y como quieren hacerlo en los conciertos, lo harán de menos a más. Las canciones más lentas, íntimas o más suaves al principio, acariciando el oído. En este sentido Shiny se lleva la palma. Una balada abstracta. Y luego, lo más bailable, al final. Para esto aún queda. Aunque, según desvelan desde la banda, están preparando una sorpresa que se anunciará una vez acabe la campaña de crowdfunding.

Charlando sobre la situación actual, J. C. Rico lamenta la sobreexposición hoy en día a la radiofórmula. «Se hace música pero no desde una forma artística. La gente escucha los ritmos, pero no profundiza». Es de la opinión de que las canciones pueden llevar mensajes, no para condicionarte, pero sí para hacerte pensar. También es esencial que te haga disfrutar y evadirte, pero de una forma más consciente. Como una guía. Por ejemplo, Radiohead lo ve como un grupo que, aunque la gente lo tenga muy oído, «si escuchas sus letras hacen un repaso y un análisis de la sociedad muy realista y, al mismo tiempo, muy de "vamos a despertar"». Los grupos del futuro, defiende, «tendrían que ser como un súper socialismo».

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