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Coleccionismo y arte

El arte ha sido siempre, además de un vehículo de expresión y de conocimiento, el objeto del deseo del coleccionista

Coleccionismo y arte josenavarr

La Nefertiti es una reproducción en escayola a partir de un molde, que traspasará los límites temporales y espaciales de la cultura egipcia que la produjo. Con la cultura griega pasará lo mismo, en el poblado ibérico del Cabezo Redondo, Villena, Alicante, existen piezas de cerámica griega de más de 3.000 años. La domus romana estaba llena de objetos de alta calidad que respondían al interés del pueblo por el arte. Con el Renacimiento, las casas de los príncipes y de la incipiente burguesía debían mostrar la cultura de sus señores, su conocimiento de un mundo cada vez más grande, más diverso, para hacerse respetar, para legitimar su dominio político, militar, social. Esta manera de comprender el arte se ha consolidado a lo largo del tiempo, poseer piezas representativas de la belleza, del poder, del conocimiento, es condición del ser humano.

Pero el coleccionismo de arte ha de tener en cuenta la complejidad de la creación artística. Los mecenas del Renacimiento crearon escuelas y residencias para obtener las mejores obras de sus artistas, compitiendo entre ellos por la excelencia. Hacer que una colección adquiera valor como lectura del conocimiento universal que el arte promueve conlleva una selección rigurosa no solo de autores sino de obras de estos autores, pues la trayectoria de un artista no es siempre regular, tiene etapas más o menos lúcidas, arriesgadas?. Crear una colección conlleva establecer un criterio propio, o estar asesorado por grandes conocedores, pues supone una fuerte inversión en un producto que está expuesto a múltiples variables. En el siglo XX los mayores coleccionistas de arte han sido los centros y museos de arte, muchos de ellos creados sobre colecciones privadas. Pero el fundamento del museo ha consistido en contrastar estas obras, en analizar su valor y repercusión desde el diálogo con la actualidad y desde el conocimiento de la historia del arte, a través de la crítica más rigurosa. El coleccionista privado paralelamente al museo ha seguido desarrollado su labor, quizá más dependiente de unos gustos y unas circunstancias personales, sin necesidad de responder a un público o a una crítica.

Hoy, debido a la crisis, vemos que los museos son tomados por las colecciones privadas. Pero cómo se han creado estas colecciones, con qué criterios, cómo se exponen, ¿hay realmente un estudio de sus valores?

En España en los setenta se produce un boom económico y la compra de arte era una vía de inversión interesante. Nace un nuevo coleccionismo con el que además se accedía a la modernidad. Consecuentemente se buscó a los artistas, como los figurativos de la escuela de Madrid, que establecían una expresión diferente en las pocas galerías existentes. En los ochenta, últimos setenta, se mira a los artistas españoles que estaban en consonancia con lo que se estaba haciendo en el mundo, y a los artistas extranjeros. Se traen los grandes nombres: Warhol, De Kooning, Motherwell. ARCO marcará un antes y un después. Los coleccionistas empiezan a interesarse por esa vertiente internacional, asomándose a un mundo muy amplio y complejo, aunque la mayoría de las colecciones se basan en la pintura y en la escultura, muy pocas mirarán a la fotografía o a la instalación, todavía de escaso conocimiento en nuestro país. El coleccionista español sin una gran formación toma como referentes los nombres que dominan en las galerías y ferias de arte internacionales, buscando una seguridad a su inversión, limitada a unos pocos nombres dentro del arte español. Sin que el galerismo haya conseguido promocionar sus obras en el extranjero, aún hoy, sigue siendo casi siempre el propio artista el que se ha de marchar y buscar en otros países su desarrollo.

Sin embargo, el coleccionismo en España previo a la Guerra Civil estuvo muy centrado en las obras de los artistas próximos. La modernidad todavía se concebía como algo que surgía desde dentro, con pleno conocimiento de lo que sucedía en el mundo. A partir de la guerra el coleccionismo prácticamente desaparece. El motivo no dependerá solo de los medios económicos sino de la información y de la capacidad del coleccionista para apreciar las obras que realmente tienen algo de interés. Se empieza desde cero. Las galerías, cauce casi único para el coleccionista, normalmente las dirigen personas intuitivas, con amistades, con capacidad para atraer a nombres internacionales o nacionales, cuando España era objeto de la atención mundial por su apertura, pero sin gran experiencia en la promoción de sus artistas en el contexto internacional. El director/directora de galería ha ido modificando su percepción del arte, sus gustos y preferencias, muy mediatizados por las tendencias y movimientos que dominan en las galerías extranjeras, por conceptos artísticos que se generan fuera.

Así el coleccionismo español en muchas ocasiones se reduce a completar una lista de nombres imprescindibles para dar a la colección el estatus de museable. En el caos contemporáneo, en el que no solo conviven diferentes maneras de expresión sino una gran diversidad de registros, todavía no clasificados por la academia, parece que lo único seguro, ¿fiable?, para el inversor de arte, es la lista que museos y grandes galerías manejan. Por lo que no es difícil encontrar en la mayoría de las colecciones los mismos grandes nombres, aunque mezcladas las obras más regulares, incluso fallidas, con otras muy buenas, resultando un tanto confusa su lectura.

La colección de la CAM, hoy en el MACA, tuvo varios expertos encargados de seleccionar sus obras y sin embargo su resultado no es absolutamente sólido. Por ello la colección de arte siempre ha de estar en una constante revisión crítica.

Pero es sabido que en España no hay un coleccionismo del que pueda beneficiarse el artista. El arte español sigue sin ser promovido por la institución publica, agotadas las becas, el artista español con más preparación que nunca quiere seguir haciendo arte pero no tienen dinero, ni oportunidades para que su obra sea valorada y proyectada en el mercado internacional. Sin ley de mecenazgo tampoco se puede potenciar un coleccionismo fuerte que favorezca la compra de obra.

Hoy la colección privada busca la promoción del museo, incluso con su donación a la institución pública. Es este el momento de su exposición pública cuando se debe analizar las obras de una colección con rigor, pues tanto su adquisición como su sola conservación se va a hacer con dinero público. Y un regalo puede convertirse en una carga sin rendimiento alguno para la cultura.

El coleccionismo privado como el público solo tiene valor cuando se ha creado en un contexto cultural exigente, competitivo, a partir de una experiencia crítica contrastada, que imponga sus propios criterios, los analice, los matice. Ese es el coleccionismo que es capaz de dar valor de inversión a la obra de un artista, porque sabe ver los valores artísticos que realmente tiene, y puede garantizar su calidad, su progresión al alza. Siempre se debe buscar la excelencia, y en el arte, tan difícil de entender y de evaluar, la excelencia al final se ve. Ante un Warhol mediocre la gente pasa sin detenerse, pero ante una de sus buenas obras se para irremediablemente, sin saber por qué, en un principio. Si no enseñamos a distinguir lo malo de lo regular, de lo excelente, de lo significativo, no se estará haciendo el trabajo más importante que un museo debe hacer, que es estar constantemente cultivando al público, creándole la necesidad de ir al museo siempre sorprendido por el conocimiento de obras fundamentales.

La Colección de Arte siglo XX, de Eusebio Sempere, única en España, hoy en el MACA, nos trasmite una visión del siglo XX fundamental para entender el XXI, a partir de obras excepcionales, todas con un gran interés, resultado de cambios con otros artistas y de encargos personales de Sempere a sus amigos. Una colección hecha con criterios de artista, resultado de la experiencia de la investigación artística y del contacto directo con los artistas a los que trató y cuidó.

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