Gloria, la nueva entrega poética de Julio Martínez Mesanza (Madrid, 1955), aparecida en la célebre colección Adonáis de la editorial Rialp, enlaza muy bien con la antología Soy en mayo, publicada por Renacimiento en 2007, ya que si en esta reunía una muestra de la poesía escrita entre 1982 y 2006, en Gloria encontramos una colección de treinta y cuatro piezas compuestas entre 2005 y 2016. Tradicionalmente se ha considerado a Julio Martínez Mesanza, poeta, traductor, licenciado en Filología Italiana y director académico del Instituto Cervantes, el mayor representante de una nueva épica, que bebe de la Historia -fundamentalmente de la Edad Media- y recupera valores que son eternos y han formado parte de la cultura occidental desde la literatura homérica. Hasta la fecha, y dejando a un lado las traducciones, el autor ha publicado Europa -su gran obra, editada por primera vez en 1983, y ampliada sucesivamente en 1986, 1988 y 1990-, Las trincheras (1996), Fragmentos de Europa (1977-1997) (1998) y Entre el muro y el foso (2007).
La poesía de Martínez Mesanza está construida con los mismos mimbres que buena parte de la poesía del Siglo de Oro y el autor es un auténtico maestro en la composición de endecasílabos blancos, el rasgo más reconocible de su voz. Sus versos dialogan con la larga tradición europea y, aunque quizás encontramos en Gloria algo más de introspección de lo que suele ser habitual en su poesía, lo cierto es que solo Martínez Mesanza sería capaz de publicar un volumen como este.
Las treinta y cuatro composiciones de Gloria son, por lo general, de extensión breve y todas ellas llevan título. Se dividen en cuatro series o bloques: En el último sábado perfecto (6 poemas), El no del que no puedo decir nada (9 poemas), Solo por esperar hasta el invierno (6 poemas), Está en lo que no sabes qué es y escapa (7 poemas) y La noche vino y vino la mañana (6 poemas). Como indica el propio autor en una nota final, el primer poema del volumen, Madonna de Bellini, está fechado en Madrid en agosto de 2005, mientras que el último, Gino, se compuso en Estocolmo en marzo de 2016. El resto de poemas se reparten entre Túnez (los de las tres primeras partes, entre 2006 y 2009), Tel Aviv (los de la cuarta, entre 2009 y 2013) y Madrid (los de la última parte, que son los más recientes).
Los poemas de Martínez Mesanza configuran una particular visión del mundo en la que ética y estética se dan la mano y confluyen en un mismo planteamiento, que mira hacia el pasado y trata de recuperar los grandes valores para el presente y, sobre todo, para el futuro. Hay en sus versos recreaciones de episodios históricos, de obras artísticas -destaca, por ejemplo, la querencia por las madonnas-, de grandes figuras regias... Entre las composiciones de Gloria destacan, por ejemplo, el poema dialogado En los ríos de niebla y la interesante variación que realiza en Safo dieciséis: «Lo más hermoso de la negra tierra / no es una carga de caballería, / no es el choque frontal de dos falanges / ni el blanco surco de una nave negra. / Lo más terrible de la hermosa tierra / es amar el desdén de quien amamos».
A veces, dos únicos endecasílabos pueden resumir el mundo, como ocurre en Anfibia («Para tu alma fenicia, los desiertos. / Para tu alma cristiana, el mar de Homero»), pero la lluvia también puede lavar el barro de las naranjas, como sucede en La merecían. Sin duda, uno de los mejores poemas de Gloria es Jan Sobieski, dedicado al rey polaco, cuyos versos iniciales rezan así: «Aunque a la muchedumbre no le importe / que Europa valga poco y crea en nada, / o se hiele eclipsada por la luna, / yo quiero recordar a quien importa. / Por ejemplo, a ese rey de los polacos, / por su mérito rey, no por su sangre, / que dijo el dulce nombre de María / una mañana nueva en Jasna Góra».
