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Tiempo de muestras

La Muestra de Arquitectos de Alicante manifiesta la buena salud de la arquitectura local

Gustavo Torner, mural en el edificio Alicante. SVB

Jhon Ruskin, teórico y crítico de arte, vivió fascinado por la belleza de Venecia. El féretro con el cadáver de Wagner pasando en barcaza por el Gran Canal debió ser un espectáculo propio de la megalomanía del compositor. Son muchos quienes estiman que Venecia es una ciudad muerta, sin crecimiento, imposibilitada y limitada por la situación geográfica insular. Sin duda, en la actualidad es la muestra de ciudad museo. Quizás sus diversas Bienales y Muestras, arte, arquitectura, cine, en parte desmienten esta afirmación. Se celebra en estos días la Muestra de Arquitectura, organizada (detesto la palabra comisario para estas lides) por el arquitecto chileno Alejandro Aravena, en la que el León de Oro, el máximo galardón, ha recaído en el pabellón español. Están expuestas obras de 55 estudios españoles. Su denominador común es haber realizado planteamientos nuevos y rigurosos para salvar las crisis diversas: la crisis sobrevenida por la quiebra económica y, la más importante, la deriva emocional tras el desenlace de la arquitectura considerada principio y fin de todas las cosas.

En un ámbito más local, el Colegio de Arquitectos de Alicante cada dos años lleva a cabo una manifestación profesional con la denominación amplia y general de Muestra de Arquitectura, en la que se exponen distintas obras, seleccionadas de entre las realizaciones durante el bienio precedente. Para esta ocasión comprende los años 2014 y 2015. Con las condiciones previas establecidas por la institución convocante, son los titulados quienes presentan aquellas obras que estiman de su interés y con la calidad apropiada. Con posterioridad un jurado, formado por cinco arquitectos independientes, selecciona las de mayor relevancia de cuantas han sido presentadas. Ignoro el número de cuantas han concurrido a la presente convocatoria, entre las han sido seleccionado 24 trabajos, correspondientes a cinco categorías. Comprenden Obras de nueva planta; Reforma, rehabilitación y restauración; Diseño e interiorismo: Arquitectura efímera y, finalmente, otros ámbitos del trabajo arquitectónico, entre ellos publicaciones divulgativas.

Los trabajos seleccionados responden a las inquietudes por las que discurren las necesidades de los distintos promotores y los usuarios, pero sobre todo los planteamientos de los profesionales de la arquitectura y las respuestas que generan y pueden plasmar en las soluciones. Se trata de recursos formales y funcionales acordes a las corrientes que son dominantes en la arquitectura presente, que en nuestro ámbito local, ponen de manifiesto una notable salud en la interpretación y adecuación por estar al día, así como en la renovación permanente, evitando así adocenamiento y el rebuscamiento formalista.

Sin ánimo de resultar exhaustivo en la enumeración, cito algunos de los trabajos seleccionados de este bienio recién pasado. Se trata de muebles de Vidal; el montaje de Rocamora para Señores del Cielo y de la Tierra; la experiencia de distintas viviendas familiares en cuanto se trata de una tipología muy particular, de Isaac Peral; Pastor y González, Mesura o Sepulcre; la estación de autobuses en Santa Pola de Lillo y Vicedo; o la cafería en ámbito muy particular junto a la Calahorrra de Maciá y Mora; La adecuación en el paisaje de Marín, Vázquez y Mayo, entre otras en las que algunos de los mencionados repiten trabajos.

La categoría de restauración ha distinguido la realizada en el monumento funerario romano de Villajoyosa (Varela y Gomis). Esta obra singular data del siglo II. Su anastilosis y restauración ha permitido recuperar una pieza que cumple las tres categorías enunciadas por el arquitecto Vitruvio en su tratado De Architectura, coetáneo del emperador Augusto. Esto es Firmitas, Venustas y Utilitas. Tantas veces olvidadas en la actualidad.

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