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Relatos de casas muy inquietantes

Cambiamos de nuevo de registro. Si hay un género en el que las casas se han convertido en personaje principal de centenares de historias, este es el terror. Las casas malditas, encantadas, o simplemente inquietantes han protagonizado algunos de nuestros libros, tebeos y películas favoritos. Si nos ceñimos al ámbito literario recordaremos la casa Usher de Poe, el motel Bates de Robert Bloch, la Hill House de Shirley Jackson o la infernal casa Belasco del genial Richard Matheson, todas ellas con sus correspondientes (y en algunos casos superiores) adaptaciones a la gran pantalla. Para interesados en el tema remito al completísimo aunque algo fatigoso Casas malditas. La arquitectura del horror, de Ángel Gómez Rivero.

Pero vamos a lo que vamos: hace pocos meses apareció en nuestro mercado esta antología de historietas de casas encantadas, dentro de la línea Cthulhu de la editorial Diábolo, dedicada a compilar antologías temáticas de autores españoles contemporáneos. El resultado, siendo sinceros, no es ninguna maravilla, pero la estupenda portada, la variedad de registros y el aceptable nivel gráfico hacen de este álbum una lectura refrescante y entretenida sobre todo para los fanáticos del tema, entre los que me cuento.

Una de las conclusiones que sacamos de la lectura de estas 15 historias cortas es que los fantasmas no solo habitan en viejos caserones abandonados, sino que hasta el más anodino bloque de viviendas o el más cochambroso piso de estudiantes puede albergar en su interior oscuras entidades maléficas que nos hagan pasar algún que otro susto. No lo olvidéis, nadie está a salvo.

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