Peligroso cocktail, el nuevo libro de poemas de Sergio Gadea Escudero (Alicante, 1971), llega a los lectores tras un largo silencio editorial, pero no creativo. Es el tercer poemario publicado por el autor, tras Poemas del corazón negro (2003) y Aquel instante en que la noche (2006), volumen que fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía Mariano Roldán 2005. Además, el autor tiene otros títulos inéditos, como Cuaderno de Otoño, escrito en la misma época que sus dos primeros libros, y los más recientes Tras el jade de Eros y La adicción de tus ojos.
En su poesía, Sergio Gadea siempre se ha inclinado por una serie de motivos que han configurado su autobiografía sentimental, de ahí que la ciudad aparezca en muchas de sus composiciones, al igual que numerosas referencias cinematográficas, literarias, pictóricas y musicales, sobre todo al jazz. En cierta medida, todos esos motivos regresan en Peligroso cocktail, pero en estos diez últimos años Sergio ha vivido un proceso de maduración, de crecimiento, tanto desde el punto de vista vital como poético, de manera que los temas permanecen pero el tono ha ido cambiando y su estilo depurándose.
Al igual que los versos de Aquel instante en que la noche, los de Peligroso cocktail también configuran una memoria estético-literaria que interioriza y personaliza todo cuanto se estructura alrededor del poeta. Es un libro maduro, sereno, «intelectual» en el buen sentido de la palabra, que presenta un manejo muy certero de las palabras y una dosificación perfecta de las referencias culturales, pues es un volumen construido con los mismos mimbres con los que se fabrican los sueños. Así, el primero de los poemas, Primavera de la vida, apunta directamente a los clásicos grecolatinos como lectura imprescindible («Adoro a Anacreonte, / me hundí en el bermellón crepuscular / (d)escrito por Calímaco, / fuentes puras junto a la lésbica, / modelos para mi Catulo»), pero también encontramos, a lo largo de todo el volumen, citas de Gustavo Faverón, Hölderlin, Chaplin, Juan Andrés García Román, Manuel Machado, Borges, Sartre, José María Álvarez, Joaquín Sabina, Hegel, Luis Bagué y Leopardi, entre otros.
En definitiva, Peligroso cocktail es una colección de treinta y dos poemas agrupados en cuatro bloques o series: una primera parte, sin título, que incluye diecinueve composiciones; una segunda parte, titulada Lo efímero y el fracaso, que reúne cinco piezas; la tercera parte, en la que encontramos un único poema, La lucha, que es el que da título a este bloque; y una cuarta parte, Pour une petite morte, cuyas siete composiciones cierran Peligroso cocktail.
La poesía de Sergio Gadea dialoga, a un mismo tiempo, con la realidad y con el arte, y no solo eso, sino que plantea la posibilidad de vivir nuestras vidas a través de mundos de ficción, correlatos objetivos y otras realidades posibles. Desde la Eneida hasta El violín rojo, pasando por Garcilaso, El Greco, Jan van Eyck, Charles Baudelaire, Harold Lloyd, Lampedusa, El último metro, Claude Chabrol, Luis Buñuel, Carlos Saura, Leonard Cohen, Enrique Morente y muchas otras referencias, el poeta ofrece al lector una autobiografía intelectual en verso teñida, por una parte, de una capa de fino erotismo, que es una de sus características más personales, pero, por otra, bañada de una capa de renovado culturalismo. «Mi soledad no es grata, / mas lo fue algún tiempo / sobre campos soleados, / sobre islas imprudentes, / caminando orillas...», rezan los versos finales de Soledad, una de las composiciones de Peligroso cocktail.
