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Los surcos de la memoria

Es un «comic book», o «novela gráfica», que entretiene mientras pulsa los resortes de la memoria

En primavera las onomásticas paternas, los aniversarios que solo provocan ya sonrisas melancólicas, suelen venir acompañados de un libro que compraron los jóvenes de la casa a modo de agasajo. Mejor que una corbata que no combina con nada, piensa uno, que un frasco de perfume que siempre guarda el enigma de cuánto durará. Un libro. Eso es. Un libro con historias, con pretensiones y sueños literarios, con afán testimonial tal vez. En ocasiones los jóvenes aciertan y te traen un libro que no solo te llena las horas de febril entretenimiento, sino que pulsa los resortes de la memoria y propicia el encendido de los días del pasado que habían palidecido en las habitaciones oscuras del tiempo. Y eso ocurre cuando me regalan la quinta edición de Los surcos del azar, de Paco Roca (Astiberri Ediciones, 2016) un «comic book», o una «novela gráfica» como se viene llamando a esta forma de narrar mediante el dibujo, el color y la palabra. Una obra que tiene la virtud de enlazar con aquella pasión infantil por los tebeos como antesala de la literatura, con las tardes de invierno entre ejemplares de Flash Gordon, de El capitán Trueno, de Big Ben Bolt, de Apache y Pantera negra, sumidos en el lenguaje y la estética, estática, del cine -página, levántate y anda- el alimento intelectual juvenil de los años sesenta. Un libro que enlaza también con aquella militancia heterodoxa posterior, cuando tratábamos de colar en las clases de Arte de la universidad a Milton Caniff y Guido Crepax, a Alex Raymond y Hugo Prat, cuando reivindicábamos, a base de exposiciones, charlas y escritos, la nobleza del nuevo medio de expresión, todavía maldito o menospreciado. Un libro que resume la maestría alcanzada en el género por algunos autores que, como Paco Roca, se atreven, con todos los recursos plásticos a su alcance, para plasmar el relato histórico y la recreación del pasado que anters era dominio de la palabra, para dejar un testimonio gráfico imborrable de nuestra historia reciente: esa que no se resigna, en nombre de la justicia, a pasar página hacia el olvido.

Los surcos del azar es la historia de un grupo de republicanos españoles que, tras la Guerra Civil, después de vivir las hieles de la derrota en el exilio y sus campos de concentración, continuó la lucha contra el fascismo durante la II Guerra Mundial y tuvo el honor de entrar en la leyenda formando parte de La Novena compañía que, al mando de Leclerc, liberó París en 1944. Un historia que comienza en el puerto de Alicante, durante la tensa espera del Stanbrook, recorre el norte de África y la guerra en el desierto, se cuela en el frente europeo tras la invasión del día D, y nos lleva hasta nuestra época, a un pueblecito del Midí francés, donde habita, olvidado de todo, y por todos, el último testigo de esa aventura. Un soldado. Un soldado simbólico de la batalla de Salamina, que escribiera Javier Cercas, para recordar a aquellos seres anónimos que dedicaron su vida a luchar por la democracia. Solo que la búsqueda de ese soldado, la indagación, es producto del esplendido guión de Paco Roca, plasmado con un rigor clásico envidiable en páginas conmovedoras, silentes, a veces, animadas mediante el dibujo de la onomatopeya para expresar el vuelo sorprendido de una gaviota o la sequedad de un disparo en los Campos Eliseos; subrayadas por diálogos concisos, exactos, cotidianos; coloreadas en función de los distintos espacios temporales del relato; documentadas con la precisión del historiador que busca no solo la verosimilitud de los escenarios, sino la luz exacta de la cultura material (magnificas las páginas en blanco y negro en el pueblo francés).

En primavera te regalan un libro y ocurren estas cosas: ves a tu familia, allá, al fondo, en el Alicante de 1939 con la columna Littorio bajando por la Rambla. Todos están tristes, asustados. Alguien piensa en el tío abuelo, Brotóns, que había salido en un barco, días antes. Se supo, después que murió en el exilio: en Colomb Bechar. Como algún personaje de Los surcos del azar.

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