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Una poesía que cuenta

La escritora Itziar Mínguez Arnáiz escribe una poesía limpia, directa, sin concesiones, de verso breve, en la que deja siempre un hueco para lo narrativo, para contar su propia existencia. Y eso es lo que hace en Cambio de rasante, su nuevo libro de poemas

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Si hay algo que caracteriza buena parte de la producción lírica de Itziar Mínguez Arnáiz (Barakaldo, 1972) es su carácter narrativo, ya que los poemas, si bien admiten una lectura exenta, construyen una historia. Es lo que pasaba, sin ir más lejos, en La vida me persigue (2006, Premio Surcos), el relato del último día de vida de un hombre que ha decidido suicidarse; Luz en ruinas (2007, accésit del Premio Jaime Gil de Biedma), que narra el regreso de un médico ya en su madurez al pueblo de sus padres; y Cara o cruz (2009), que esboza la ruptura de un matrimonio, cómo se reencuentran los cónyuges para repartir sus pertenencias, cómo se despiden, cómo se acaba su vida juntos... Luego llegaron Pura coincidencia (2010) y Wikipoemia (2014), volúmenes que preceden a Cambio de rasante, que acaba de publicar en la editorial tinerfeña Baile del Sol.

Ya desde el propio título, la autora indica con claridad lo próxima que se encuentra su poesía a la realidad, prácticamente a ras de tierra, pues, como aclara en una nota final, «según la DGT un cambio de rasante es un lugar en el que se encuentran dos tramos de vía de distinta inclinación. No encuentro mejor forma de definir cómo me sentía en el momento en que este poemario fue escrito. Pero, sobre todo se parecía a aquella sensación del estómago subiendo y bajando cuando mi hermana y yo íbamos en el coche con nuestros padres...». La dedicatoria del libro, «Para Karmelo C. Iribarren», apunta de una manera clara hacia una determinada corriente estética que Luis Antonio de Villena definió, de forma muy acertada, como «realismo limpio», en contraposición al «realismo sucio».

El resultado es Cambio de rasante, una colección de cuarenta y nueve poemas breves, todos ellos con título pero sin puntuación, que, en cierto modo, trazan un retrato generacional, perfilado, eso sí, desde la perspectiva de Itziar Mínguez Arnáiz. Así, las primeras composiciones (Intento, Resaca o Formulario) ya marcan el tono del libro: «Estás en uno de esos momentos / de la vida / en que no te apetece / ni decir tu nombre / ni confesar tu edad», dice la tercera de ellas. En cambio, La poesía no se crea ni se destruye parece dialogar con algunos de los poemas más conocidos de Iribarren, algo que también ocurre en otras composiciones en las que aparecen continuamente la lluvia, los bares y los paraguas.

En ocasiones, la autora plantea determinadas variantes sobre una misma situación, de manera que los poemas Ósmosis, Rectificar es de sabios y O de tontos arrancan con una misma imagen, la de abrir el paraguas en una habitación. Otro de los motivos recurrentes en Cambio de rasante es el mal tiempo que hace en el norte, como podemos comprobar en Nacionalismos o A mal tiempo mala cara.

Ahora bien, uno de los mejores poemas de todo el libro es, sin duda, Antiguos alumnos, en el que se retrata el reencuentro de unos compañeros de colegio que ya solo tienen en común un pasado muy lejano, motivo que reencontramos en Veinte años ya son años, cuyos versos finales dicen así: «entonces nos abrazamos / tomamos unas cervezas / y nos contamos / uno por uno / los errores cometidos / en los últimos veinte años». También resulta muy sugerente la ruptura de expectativas que se produce en el poema que da título al libro, Cambio de rasante: «No te metas en los charcos / mamá // en ese momento / el niño ha dejado de ser niño // la madre / en cambio /sigue siendo madre».

En definitiva, Itziar Mínguez ha regresado, en Cambio de rasante, a muchos de los motivos que articulan la obra poética completa de Karmelo C. Iribarren, Seguro que esta historia te suena, pero lo ha hecho desde una perspectiva nueva, la que da el hecho de pertenecer a una generación posterior a la del gran poeta donostiarra. No hay mejor tributo al maestro que un gran libro dedicado a él: «Los taxis son como ciertos amigos / nunca están cuando más los necesitas. // Los paraguas, en cambio, mueren por ti», Karmelo dixit.

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