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El jardín de los recuerdos

El primer cementerio construido fuera de la población de Jijona es un espacio abierto donde arquitectura y naturaleza intercambian temas y energías

El jardín de los recuerdos

Los teóricos de la arquitectura durante la Ilustración y, seguidamente, con la Academia afrontaron la necesidad de discernir un nuevo modelo de necrópolis, si bien el retorno de la mirada a la antigüedad clásica influyó poderosamente en la concreción de los tipos arquitectónicos y su agrupación, configurando de esta manera una nueva ciudad: la necrópolis.

Así, en España, los autores contrarios a los enterramientos en lugares cerrados (las iglesias) y las poblaciones en general y, al mismo tiempo, justificando nuevas implantaciones fuera de los cascos urbanos consolidados, lo fundamentan en cuestiones de higiene, sin descuidar las razones estéticas. Manuel Fornés en su Álbum de proyectos evalúa la hermosura y la suntuosidad del lugar, como homenaje y recuerdo a los antepasados allí enterrados. Propone un modelo de ordenación cuya geometría constituye uno de los parámetros relevantes y la arquitectura de las piezas comunes ofrece monumentalidad y los panteones deben ser el reflejo de la morada permanente.

En Europa, concretamente en Estocolmo, el arquitecto G. Asplum realizó hace cien años ahora el Cementerio del Bosque, al sur de la ciudad. Queda emplazado en plena naturaleza con la implantación de construcciones destinadas a usos muy concretos, capillas, crematorio, las sepulturas, cuidando los accesos, los recorridos por los senderos donde intercala las fuentes para el suministro de agua, etc. Más recientemente, Aldo Rossi llevó a cabo en Módena la ampliación del cementerio decimonónico de San Cataldo cuya planta original, en disposición de castro romano, sirvió al arquitecto como pretexto en el desarrollo de las preexistencias ambientales, incorporando las piezas nuevas resueltas con su particular morfología arquitectónica.

Con mayor proximidad, en Jijona, el primer cementerio que fue construido distante de la población ofrece planta cuadrada. Su interior se encuentra articulado mediante dos ejes ortogonales cuya intersección genera una pequeña plaza. Tiene consolidadas otras dos ampliaciones de superficies más irregulares, con morfología diversa.

Para una nueva ampliación el ayuntamiento convocó un concurso de proyectos que se concretó el mes de enero de 2008. Resultaron ganadores los arquitectos María Jesús Mora Miquel y Carlos Gallego Magro con el ejercicio titulado El jardín de los recuerdos. A su vez entregaron el proyecto a mediados del año siguiente. Los trabajos comprendidos en la primera fase comenzaron a mediados del siguiente, dándose por concluidas 2011.

Los autores describen la idea general de su proyecto con la siguiente frase: «El jardín de los recuerdos es un espacio abierto donde la arquitectura y la naturaleza intercambian temas y energías, un lugar donde el recogimiento es sinónimo de paz interior, conexión con el paisaje, que nos emociona con sus texturas, su topografía, colores, aromas, recorridos».

El proyecto y su realización toman como pretexto las referencias del lugar. El paisaje con los montes circundantes, los bancales y los cultivos tradicionales, los senderos zigzagueantes, son elementos incorporados por los autores en la formalización de la propuesta.

En la actuación realizada hasta el momento quedan materializados desde los inicios estos objetivos. Originando las nuevas soluciones que justifican los planteamientos conceptuales. La identificación con el territorio, solucionando recorridos de pendientes suaves. Construyendo pabellones cuya geometría ofrece volúmenes sencillos, elementales, dispuestos en horizontal, con el predominio de la dimensión longitud, de escasa altura y el color terroso de los aplacados que los revisten.

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