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La fama excesiva

Desde su muerte, hace ya veinticinco años, Gil de Biedma no se ha apeado de la actualidad

Una exposición en Barcelona, en el centro de arte Santa Mónica, y el anuncio de la próxima publicación de sus diarios, han devuelto a la actualidad al poeta Jaime Gil de Biedma. Pero quizá no sea del todo exacto decir que Gil de Biedma regresa a la actualidad porque, desde su muerte -en enero se cumplieron los veinticinco años-, Biedma no parece haberse apeado ni un momento de ella. En ese cuarto de siglo, el interés por su poesía y, sobre todo, por su figura, no ha dejado de aumentar. Se ha reeditado su obra, tanto en prosa como en verso, se han publicado diferentes estudios sobre ella, incluso hemos visto una película -El cónsul de Gomorra- sobre su vida. En contra de lo habitual, el poeta no ha pasado un solo día en ese purgatorio de silencio que los escritores suelen padecer tras su muerte.

¿De dónde proviene ese interés permanente por Gil de Biedma? Desde luego, de la propia personalidad del poeta pero, sobre todo, de su conocida homosexualidad. Biedma fue un hombre que amó la vida y eso lo advierte el lector de su poesía. Incluso en sus poemas más sombríos encontráis siempre una veta de optimismo vital, reflexivo, que os seduce. Escribió, además, una poesía que se lee fácil y con momentos que nos llegan a emocionar. Es la clase de poesía que suele gustar porque no presenta grandes dificultades al lector. Después, está, como ya hemos dicho, la curiosidad que el mundo homosexual despierta entre tantas personas, y que se acrecienta ante a una figura conocida. Esta fama tiene el riesgo de que el personaje que creó el poeta acabe por imponerse a su obra, devorándola. Cuando esto sucede, es fácil caer en la idolatría y en la exageración. ¿No es esto lo que ocurre cuando alguien afirma que de Gil de Biedma se leería hasta la lista de la compra?

Quizá pueda entenderse mejor lo que digo, si nos fijamos en cómo ha recogido la prensa la noticia de la próxima aparición de los diarios del escritor: «Bajo una confidencialidad sin fisuras y absoluto secretismo se cocina en las entrañas del grupo Penguin Random House un libro que dará mucho que hablar avanzada ya la rentrée, con toda probabilidad para noviembre del corriente año llegue a las librerías. Y como ni siquiera los topos o informantes habituales en la sala de máquinas del segundo grupo editorial en lengua castellana se dignan a soltar prenda, se presume que la operación será explosiva. Las expectativas son grandes.» Confidencialidad, secretismo, operación explosiva, un libro que dará mucho que hablar, grandes expectativas... ¿No os parece que, más que ante el diario de un escritor, estamos amente, detrás de estas frases se encuentra la mano de la editorial, que aspira a hacer negocio con la obra. Pero la editorial -su departamento de ventas- no se habría lanzado por ese camino si no confiara en el éxito de la operación.

Es probable que Gil de Biedma no sea ese poeta extraordinario que nuestro tiempo, tan dado a la exageración, ha querido ver. Pero fue, sin duda, un poeta notable, con la suficiente inteligencia para saber qué papel debía desempeñar su poesía dentro de una tradición. Esperemos que el simposio que se le dedicará el próximo 9 de noviembre, en Santa Mónica, donde intervendrán Carme Riera, Pere Gimferrer, Àlex Susanna y Francesc Parcerisas, ayude a poner las cosas en su sitio. Hay que rescatar a Gil de Biedma de las manos de sus admiradores.

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