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Mensaje de Navidad: Arte y libertad

El concepto de libertad varía a lo largo del tiempo, con las diferentes sociedades

La conciencia de nuestra existencia efímera impone la necesidad de la transmisión de conocimientos. El arte surge a la par que la religión, que las preguntas que nos llevan a la filosofía, y que la política, como las normas establecidas para dirigir al grupo. Hasta tal punto que en culturas como la egipcia, el arte se mantuvo casi invariable durante cuatro mil años, pues las estructuras religiosas, políticas, tampoco cambiaron. Solo cuando se empieza a pensar en el ser humano como centro del universo, con los griegos, se contempla los principios de la libertad y de la personalidad. El artista, el filósofo, firma sus obras, se reconoce la diferencia, la autoría, se promueve la valoración crítica, la competición, la superación en la imitación.

La libertad del artista

El concepto de libertad varía a lo largo del tiempo, con las diferentes sociedades. Y el artista, aún teniendo presiones evidentes por parte del poder, tanto del político como del filosófico, que siempre se ha servido del arte, en su mente, tiene que buscar ese silencio por el cual poder gestionar sus obras. La libertad del individuo, frente a la tendencia conservadora del grupo o jerarquía en el poder, ha luchado constantemente por exponer su propio criterio. Por eso en muchos regímenes políticos que en principio se han servido de los nuevos discursos artísticos acaban por encarcelar, censurar, las voces siempre críticas de los artistas, porque su visión no es obediente. Y, aun hoy, el artista tiene que distanciarse de las influencias lógicas que el poder siempre va a ejercer sobre él, porque, aun hoy, es el que realiza el encargo de la obra al artista, quien construye palacios, quien tiene el dinero y maneja las estructuras, quien pone y quita. En algunos momentos, el artista consigue responder a estas exigencias y elaborar su propio arte. Pero para muchos artistas esto no es posible. Rembrandt fue un autor admirado por la burguesía, el poder económico de su tiempo, hasta la Ronda nocturna, cuadro que no pasó los filtros y por lo que cayó en desgracia, en el olvido y en la ruina. Más cercanos en el tiempo, lo constructivistas rusos, siendo los promotores culturales de la revolución rusa y de un nuevo tipo de sociedad, tuvieron que emigrar de su país, del exilio en los campos de trabajo, perseguidos en muchos casos por el nuevo poder. Sin embargo, Frans Hals, contemporáneo de Rembrandt, realizando una obra más costumbrista, que agradaba al poder, sobre escenas y retratos populares, introdujo una técnica innovadora, que partía del gesto, una pincelada rápida, amplia, un cambio estilístico que siglos después ha sido asumido por Francis Bacon, y otros expresionistas alemanes y americanos del XX. Pero para que la ruptura del artista tenga eco en su sociedad, debe crearse el contexto receptor adecuado. Van Gogh fue incomprendido, rechazado por los pintores de la academia, no por los pintores que realmente estaban investigando, como Gauguin, que son los que han pasado a la historia, y los que en realidad definen los criterios.

Fantasía sobre el cuerpo

El Greco, un artista fundamental, fue rechazado por Felipe II como pintor de corte, y fue Toledo la ciudad que lo acogió hasta el fin de sus días. La pintura de El Greco es una fantasía sobre el cuerpo humano, lo disloca, lo rompe, lo tuerce de una manera casi obsesiva, buscando una nueva forma de construcción, una nueva manera de libertad. Toledo era una de las ciudades más pobladas de Europa, en ella convergían las tres religiones, su sociedad era mucho más permisiva que la del Madrid de su tiempo, no solo en el modo de percibir la religión, también la vida, y fue capaz de aceptar esa nueva dimensión que proponía el Greco, con encargos constantes, que le facilitaron desarrollar plenamente su arte.

Pero, curiosamente, con el paso de los siglos su obra fue rechazada de manera oficial desde los conceptos de la Academia. Solo los artistas, desde el XIX hasta la actualidad, lo han recuperado, estudiándolo, tomándolo como referencia: Monet, Cezanne, Picasso, Diego Rivera, Pollock, De Kooning? porque lo que el artista intuyó y creó, su libertad en la creación, es lo que realmente importa, aunque transgreda los principios de la política, de la religión, de la filosofía, de la moda, en la actualidad, de los registros más cotizados en el mercado, de las tendencias más premiadas en los certámenes institucionales? Conceptos estrictos que ayer y hoy siempre tratan de fijar normas artísticas y críticas en las que el poder se sienta cómodo.

Invertir en educación

Para ser una sociedad que se beneficie de la libertad de sus artistas y pensadores, debemos invertir en una educación que se base en el ejercicio de la crítica. Si no el arte será solo un instrumento de manipulación, utilizado para crear una imagen institucional, creyendo que se ofrece cultura, cuando lo que realmente se da es ignorancia. Duchamp, en un ejercicio filosófico, realiza toda su obra a partir de la negación de los conceptos más tradicionales del arte. Se dirige a una sociedad crítica, forzándola a repensar el concepto arte.

En estos momentos existe un fuerte debate, pero hasta qué punto la sociedad participa en él, conociendo los principios básicos que se cuestionan casi día a día en las diferentes propuestas de los artistas. Como en el debate político, parece más interesante mantener a la sociedad ignorante o ciega consumista de tendencias y modas, sin la información para posicionarse con una opinión y criterios propios que puedan cuestionar el funcionamiento de las estructuras o exigir una mayor transparencia en su gestión.

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