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Qué está pasando

Durante los últimos años en la provincia se han realizado obras de arquitectura destinadas a usos diferentes, de contenidos, planteamientos y soluciones formales y funcionales diversas, todas de gran calidad

Qué está pasando

Charles Jencks estableció el fin de la arquitectura internacional y el inicio de la denominada postmoderna el día 15 de julio de 1972, precisando incluso el instante: las 15 horas y 32 minutos. La ruptura fue motivada por la voladura del complejo residencial Truitt-Igone, obra adscrita al movimiento moderno. Cuatro décadas después las obras actuales más relevantes, en buena medida, evolucionan a partir de aquellos planteamientos. Acaso ¿alguien recuerda ahora el desafortunado formalismo generado por la posmodernidad?

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El día 12 de febrero de este año comenzaba el derribo de la estructura metálica del Centro Cultural en Pilar de la Horadada, en aquel momento sin concluir. ¿Podemos tomarlo como la metáfora del cambio de comportamiento? Es posible, supongo, corresponde a la conclusión de una época de varios años caracterizados por la construcción desmedida, sin programación alguna en las actuaciones públicas, tampoco en las privadas. En ocasiones fueron innecesarias, consecuencia de la abundancia de dinero en circulación y sin previsión alguna de futuro. Los edificios no solo se construyen hay que habitarlos, dotarlos de contenido, disponer de personal y mantenimiento, además requiere previsión presupuestaria. Quizá esta demolición sí podamos considerarla como el ocaso de una etapa exagerada. Por fortuna no supone el fin de la Arquitectura.

Durante los últimos años en esta provincia, coincidiendo con la situación de crisis económica y de toda índole, han sido realizadas numerosas obras de arquitectura destinadas a usos diferentes, de contenidos, planteamientos y soluciones formales y funcionales diversas. Surge la pregunta ¿Qué está pasando?, la realización de obras con resultados por completo muy cuidados. Llevados a cabo a instancias de las administraciones públicas. Otras a cargo de los particulares, aquellos que entienden la arquitectura como destino en sí mismo, no son mero objeto y producto de cambio mercantilista. Algunas de estas realizaciones han merecido reconocimiento, siendo galardonadas desde instancias próximas, de ámbito provincial, como es el Colegio de Arquitectos o la Diputación. Incluso por convocatorias especializadas más distantes. Es el caso de los premios FAD y, por demás, la Bienal de Arquitectura Española. Cuando no la selección en la representación española de dos obras de aquí para la Bienal de Venecia, inaugurada a principios del mes de mayo.

Bruno Zevi, en Saber ver la arquitectura, consideraba que el carácter propio de la arquitectura está constituido por su espacio interior, hacerlo transitable y vividero como significado primordial de la disciplina. En este sentido, la obra tridimensional del artista Richard Serra, la realización en hierro de sus piezas en torque, se acercan y confluyen, se alejan y dilatan, se organizan, se ondulan. O los espacios interiores en las obras de Jaume Plensa, cabe situarla en aquellos territorios más próximos a la arquitectura. Su condición primordial consiste en mostrarse accesible, permitiendo entrar o pasar entre las piezas.

Se muestran en estas páginas, con pretensión divulgativa, obras de arquitectos que trabajan en nuestro ambiente provincial. Han sido escogidas entre usos distintos y emplazadas en diferentes localidades. Se trata de realizaciones de titularidad pública. Pero sobre todo costeadas por particulares y empresas que consideran primordial el valor añadido que supone la obra bien proyectada y realizada. Construcciones que pueden ser utilizadas por la colectividad. Es el caso de varias actuaciones, el espacio público del Valle Trenzado en Elche, el Rocódromo en Pedreguer, la casa de Música en Algueña o bien la estación del tranvía en la Plaza de Los Luceros en Alicante, sin olvidar el auditorio en Castalla o el jardín urbano en Daya Vieja.

También hay edificios de particulares, ante los cuales el transeúnte atento e interesado puede reconocer como impronta a destacar en la estructura urbana de su localidad. De ahí la inclusión de diferentes viviendas particulares. Reservan las señas privadas del usuario aunque asoman situadas, en ocasiones, en entornos anodinos. Con el recurso habitual del acabado con el predominio del blanco, propio de la modernidad como determinante común entre ellas.

En Alicante el MACA ha sido escenario comprometido en llevar a cabo varias instalaciones relacionadas con la arquitectura contemporánea. Ha llegado el momento para esta arquitectura, de amplio reconocimiento tanto profesional como de crítica, encuentre acogida institucional. Es deseable la creación de un Departamento de Arquitectura en Alicante. Al respeto, este centro especializado en arte del siglo XX sería idóneo para convertirse en sede de una colección que estuviera al tanto de estos proyectos y obras, como hay en tantos otros museos de arte moderno y contemporáneo.

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