Más de 25 registros en una macrooperación en Alicante y Murcia contra el tráfico de cocaína

Amanecer primaveral en Bullas con un silencio sepulcral. Se escucha algún que otro grillo y, a lo lejos, los motores de la autovía. Lo único extraño en la pintoresca calle de chalets adosados de color amarillo es la anormal cantidad de coches policiales llenos de agentes que a las cinco de la mañana irrumpieron en la vivienda de Pedro Sánchez Guirao.

El narcotraficante, conocido como ‘El Karateca’, fue detenido este martes en una macro operación conjunta de la Guardia Civil y la Policía Nacional contra el tráfico de drogas, simultánea en tres espacios de la localidad. No son los únicos. En total, más de 25 registros repartidos entre Murcia y Alicante.

La operación se amplió hasta la localidad alicantina de Aspe, donde se realizaron registros en locales de una banda conocida como ‘Los Chatos’, aunque fuentes policiales apuntan a que ‘El Karateka’ es el cabecilla de la organización criminal.

La luz comenzaba a inundar cada rincón mientras los pájaros ya cantaban sin cesar. Los vecinos miraban con sorpresa el dispositivo que durante más de cuatro horas ocupó la calle. Unos familiares acudieron a la vivienda al son de la música de la serie Peaky Blinders que emitía uno de sus móviles.

Además del registro de la vivienda donde se encontraba el detenido principal, donde se realizó un exhaustivo registro con más de una veintena de agentes y con la presencia de unidades especiales como los Tedax o unidades caninas, los cuerpos policiales accedieron al almacén situado a varias calles del domicilio, así como a otra vivienda más. 

Seis años de prisión

‘El Karateca’ fue detenido en abril de 2017 junto con otras cinco personas en el marco de una operación de la Policía Nacional contra el tráfico de estupefacientes. Entró en prisión provisional y acabó saliendo de la cárcel al superarse el tiempo máximo, ya que el juicio se fue retrasando por la pandemia del Covid-19.

Cuando comenzó el proceso judicial contra él y otros 28 acusados, se declaró como jefe de la banda de narcotraficantes y como propietario del arsenal de armas hallado en una vivienda. Dirigía una red que se ocupaba del cultivo de marihuana en viviendas repartidas por diversos lugares de Murcia y de la Región, como Molina de Segura, Alcantarilla, Alhama, Librilla y Cehegín, y en las pedanías de Sangonera la Seca, Churra y Puebla de Soto de la capital.

Tras declararse en el juicio como jefe de la banda, concedió una entrevista a La Opinión en la que aseguró que no debía entrar en prisión, puesto que tenía pruebas que demostraban su inocencia. Pese a que la petición inicial era de 17 años de prisión, aceptó ser condenado a seis años y tres meses tras reconocer los hechos.