Un maltratador reincidente ha sido condenado a penas que suman 21 años de prisión por vulnerar una orden de alejamiento, y violar y propinar dos brutales palizas a su compañera sentimental en Altea, según recoge la sentencia a la que ayer tuvo acceso este diario. La víctima sufrió lesiones escalofriantes por las que tuvo que ser hospitalizada, al haber sido golpeada con una cadena de perro. Hasta dos veces tuvo que suspenderse este juicio ante la negativa de la víctima a ir a la sala por el miedo que sufría al acusado.

Los hechos sucedieron el día de Navidad de 2016 cuando el acusado, Pedro Juan L.Ll., de 32 años, golpeó reiteradamente en diversas partes del cuerpo a su pareja, que sufrió por ello múltiples hematomas y una fractura de clavícula.

Ambos continuaban conviviendo en un domicilio ubicado en la partida Barranquet de Altea, pese a que un juzgado de Villajoyosa había prohibido al hombre cualquier contacto con la víctima por un caso de violencia machista anterior.

El agresor, que acumula además cuatro sentencias firmes por diferentes delitos, algunos de ellos relacionados con malos tratos a mujeres, volvió a dar otra paliza a su compañera cinco días después, el 30 de diciembre.

En esa ocasión, le propinó cabezazos y puñetazos por todo el cuerpo, llegó incluso a golpearla de forma salvaje con una cadena de perro y le echó gasolina por encima mientras le amenazaba con prenderle fuego.

La mujer sufrió de nuevo numerosos hematomas y fracturas óseas que requirieron una intervención quirúrgica en la zona de la mandíbula y que le han dejado importantes secuelas. El fallo relata que pese a las facturas que la víctima tenía en el rostro y la boca, el acusado la obligó a hacerle una felación.

Según el tribunal, la víctima estaba en un «estado total de pánico» tras esa agresión, del que se aprovechó Pedro Juan L.LL para violarla.

El agresor, que se halla en prisión provisional por esta causa desde su detención, en diciembre de 2016, ha sido declarado culpable de un delito de quebrantamiento de medida cautelar, dos delitos de lesiones y un delito de agresión sexual.

La sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), fija para él penas que suman en total 21 años de prisión.

La Audiencia también le ha condenado a 39 años de alejamiento y otros 10 de libertad vigilada, así como a indemnizar a la víctima con 84.000 euros por las lesiones y los daños morales que le ha ocasionado. El fallo no ha declarado probado que el acusado hubiera manipulado la pulsera de control que tenía puesta para evitar que se acercara a la víctima.