El juicio al acusado de abusar sexualmente de un niño saharui de 13 años que tuvo acogido en su casa durante medio año quedó ayer visto para sentencia después de que la Fiscalía mantuviera su petición de cuatro años de prisión por el delito de abusos y una multa de 3.240 euros por un delito de corrupción de menores y la defensa solicitara su absolución, al considerar que todo fue una invención del menor para quedarse en España y quela denuncia fue promovida por una actitud homofóbica al ser homosexual el procesado.

Pese a que gran parte de las declaraciones prestadas en el juicio durante las dos sesiones han respaldado al acusado, que defiende su inocencia, la fiscal del caso aseguró en su informe en la Audiencia que el menor de 13 años fue víctima de abusos en 2014 y que en el juicio se han intentado «tapar y manipular con testigos que no han dicho la verdad».

La fiscal también solicitó al tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia de Alicante que informe a la Fiscalía de Menores sobre la situación en que se encuentra el menor saharaui que denunció los abusos. Dicho joven está viviendo con el hijo adoptivo del acusado y la fiscal alertó ayer en el juicio de que se trata de una situación irregular que cuenta con la aquiescencia de Servicios Sociales y es «de extrema gravedad».

Para la representante del Ministerio Público no hay dudas de que el acusado realizó tocamientos libidinosos al menor cuando estaba en la cama y no dio credibilidad a la versión dada por el procesado al alegar que se hacía pis con frecuencia y le palpaba por las mañanas para comprobar si se había orinado encima. Además, según la fiscal, le hacía desnudarse para cortarse el pelo, le hacía fotos y masajes y entraba en la ducha para verle desnudo. El menor contó estos hechos a una familia de Barcelona y luego a la asociación de Alicante que acoge niños saharauis enfermos, además de reiterarlos en la Fiscalía de Menores.

La declaración realizada en su día como prueba anticipada es «prueba de cargo suficiente» para acreditar que hubo abusos, según la fiscal que ha intervenido en el juicio.

Para la fiscal ha habido presiones importantes para que el menor cambiara su declaración y por tanto cometiera un delito si comparecía en la vista oral, como solicitó la defensa. Cuestionó a los testigos que dijeron que el menor les confesó que se había inventado la denuncia y la fiscal destacó que no hay mayor presión que el hijo del acusado acoja en su casa al menor que denunció los abusos.

Sobre los ficheros hallados en un disco duro externo del acusado, la fiscal indicó que son de «claro contenido pedófilo» y aunque un menor admitió que se hicieron ellas las fotos se preguntó cómo las tenía el procesado.

Derecho de defensa

Para la defensa, las presiones fueron realizadas por parte de la asociación que acoge a los menores e instaron al niño a firmar la denuncia de los abusos porque de lo contrario tendría que volver al Sáhara, además de las promesas de una familia de Barcelona de obtener la residencia y federarlo para jugar al fútbol. El abogado defensor indicó que el menor, de 17 años en la actualidad, ha querido rectificar por remordimiento y se ha vulnerado el derecho de defensa al no autorizar el tribunal que declarase en el juicio porque existía una prueba anticipada.

Por otro lado, negó que sea una situación anómala que el menor esté en casa del hijo adoptivo del acusado, ya que se consultó a Servicios Sociales y se hizo por razones de proximidad a su instituto.

La defensa insistió en que el menor mintió cuando denunció los abusos y negó que el procesado realizara tocamientos libidinosos al menor, quien se «cabreó» el pasado miércoles cuando supo que no le dejaban declarar en el juicio.

Respecto a los 50 ficheros, el abogado defensor precisó que sólo hay dos de un menor exhibiendo sus genitales y este joven ha reconocido que se las hacían ellos mismos para intercambiarlas por Whatsapp.

El procesado, que ha acogido a una decena de menores durante varios años, aprovechó el turno de última palabra en el juicio para defender que no se ha manipulado a nadie y que el menor que le denunció «está arrepentido y quiere pedir perdón porque es un saharaui, una persona digna como su pueblo». Añadió que «no se puede manipular ni chantajear a un saharaui».