La primera de las dos sesiones de un juicio en la Audiencia a un acusado de abusar sexualmente de un niño saharaui de 13 años que tuvo acogido en su casa de Alicante en 2014 y de corrupción de menores por unas fotos halladas en un disco duro concluyó con testimonios mayoritariamente a favor del procesado, entre ellos los de dos testigos que aseguraron que el menor ha reconocido en los últimos meses que todo fue una invención y que lo hizo por no ayudarle a conseguir papeles para quedarse en España y poder federarse para jugar al fútbol. Este menor, que ahora cuenta con 17 años, vive desde el pasado mes de noviembre con el hijo adoptivo del acusado, que fue uno de los que testificó ayer en la Audiencia y dijo que «me pidió perdón» porque todo «era mentira» y que «no pensaba que que iba a llegar el asunto tan lejos». Asimismo, un hermano del denunciante vive con el procesado actualmente.

El acusado, que formaba parte de una asociación que atiende a niños saharauis enfermos, está inscrito como familia educadora en la Conselleria y es activista de un colectivo contra la homofobia, se enfrenta inicialmente a una petición de la Fiscalía de cuatro años de prisión por un delito de abusos sexuales y a una multa de 3.240 euros por corrupción de menores. El procesado negó las acusaciones que pesan sobre él y ayer se leyó la declaración del menor prestada como prueba preconstituida, ya que la grabación no aparece. El joven acudió ayer a la Audiencia con la intención de declarar y retractarse pero el tribunal lo rechazó, según fuentes de la defensa.

La Fiscalía sostiene que el menor saharaui participó en el programa de «Vacaciones en paz» en el verano de 2014 y acudió a Alicante para ser atendido de una enfermedad en los oídos. Estuvo acogido en el domicilio del ahora procesado y allí fue objeto de presuntos tocamientos libidinosos» en «las nalgas y muslos» por parte del acusado, quien además le pidió que se desnudara para cortarle el pelo y entraba en el baño cuando se duchaba para verle desnudo, según la acusación pública.

Masajes

El procesado negó que realizara tocamientos libidinosos al menor y sobre los masajes que le dio indicó que se los daba en la zona lumbar o en las piernas por pequeñas contracturas cuando llegaba a casa de jugar al fútbol. En cuanto a los cortes de pelo, negó que se quedara desnudo, sino que estaba en calzoncillos para que la ropa no se llenara de cabello y a continuación le instaba a ducharse. Rechazó que entrara a verle desnudo, sino que lo hacía para ver si se duchaba bien y decirle que se enjabonara porque normalmente no lo hacía, además de insistirle en que se pusiera ropa limpia.

En este sentido, defendió el procesado que actuaba como padre de acogida y como educador y señaló que la denuncia se originó después de que enviara al menor a Barcelona a casa de una familia donde estuvo en otra ocasión y que fue la que alertó de los presuntos abusos al delegado saharaui en Cataluña. «Tenían celos de que estuviera en mi casa», indicó al tiempo que relató que el menor que le denunció sabía que a su hermano le ayudó a conseguir la documentación para quedarse a estudiar en Alicante y quería lo mismo para él, pero le dijo que no podía, mientras que la familia de Barcelona «le prometió que le federarían en fútbol si se iba allí». Asimismo, añadió, el menor conocía que era homosexual y eso pudo influir en la presentación de la denuncia, ya que «desde la cultura saharaui lo ven mal; tienen homofobia» y el delegado pidió explicaciones por el hecho de que estuviera un menor en casa de un homosexual.

Por otro lado, también rechazó que hubiese hecho fotos desnudo al menor y aclaró que en una imagen aparece probándose un pantalón y fue el menor quien le pidió que se la hiciera. En cuanto a unas conversaciones donde dice en Skype que «busco algún chaval que le apetezca iniciarse y sea morboso», el procesado aseguró que lo hacía «para ligar con gente pero nunca con menores; no quiero relaciones con menores».

La fiscal del caso también interrogó al acusado por el medio centenar de ficheros hallados en un disco duro, donde aparecen menores de entre 12 y 15 años con el torso desnudo o en ropa de baño y uno de ellos mostrando su órgano sexual. Al respecto indicó que desconocía su existencia hasta que las localizó la Policía y explicó que eran del móvil de otro menor que tuvo en acogida ese verano. Según su versión, realizó una copia de seguridad de las conversaciones de WhatsApp de dicho menor y las guardó en una carpeta del expediente de acogimiento de dicho joven porque había mantenido discusiones en la casa y las guardaba por si las necesitaba en caso de que pidiera explicaciones la Conselleria. Este menor declaró ayer en el juicio que esas fotos se las hicieron él y unos amigos para ligar, según fuentes de la defensa.

El representante de la asociación que denunció los hechos en Fiscalía declaró ayer que el menor les contó que lo estaba pasando mal y que la justificación del acusado fue «extraña».

El hijo adoptivo del acusado señaló que ha acogido desde noviembre al menor que denunció a su padre porque «quiero que se aclare todo» y que el propio joven le indicó un día que exageró los hechos. Otro menor que estaba acogido en la vivienda indicó que no vio nada extraño y que vio cómo le hacía masajes tras hacer deporte. «Era una persona cariñosa que nos cuidaba», indicó.