La Guardia Civil de Sant Joan d'Alacant ha desarticulado una banda de ladrones que actuó en Alicante y en otras cinco provincias y que se dedicaba a desvalijar a clientes de establecimientos comerciales, sobre todo supermercados, a los que veía el número secreto de sus tarjetas bancarias en el momento de pagar en las cajas y luego se las quitaban al descuido en el aparcamiento. De este modo se apoderaron de dinero y efectos por valor de 32.000 euros. En la operación han sido detenidos los dos presuntos cabecillas, un ciudadano rumano de 32 años y otro esloveno de 38. Otras seis personas de ambas nacionalidades han sido identificadas pero han huido del país al detectar que estaban siendo buscadas.

Por el momento la Guardia Civil acusa al grupo de 71 delitos cometidos desde el pasado noviembre, entre ellos 59 estafas, ocho hurtos y un robo con intimidación.

Según informó ayer la Guardia Civil, los delincuentes normalmente aprovechan cualquier debilidad del sistema para delinquir y en este caso, además de la vulnerabilidad de los afectados por su edad, se beneficiaron también de un fallo de seguridad de algunos dispositivos para el pago con tarjeta de crédito. En este sentido, la Guardia Civil ya ha alertado desde hace tiempo de unos datáfonos que hay en las líneas de caja de supermercados que no disponen de pestaña de protección que impida ver el número secreto que teclea el cliente a las personas que están próximas, lo que facilita que puedan ver sin problemas la clave de seguridad.

Vulnerabilidad

Esta vulnerabilidad en los datáfonos ha sido aprovechada por la banda desarticulada por la Guardia Civil, que en menos de cuatro meses cometió 71 delitos en las provincias de Alicante, Zaragoza, Castellón, Tarragona, Murcia y Almería. Los investigadores no descartan que la cifra de robos aumente considerablemente.

La organización eran dirigida por dos personas y el resto de miembros tenían repartidas sus funciones. Así, uno o dos de ellos se situada en los aparcamientos de centros comerciales y supermercados para seleccionar a la víctima ideal. Normalmente buscaban a mujeres o personas de avanzada edad que llegaban solas en coche a hacer la compra.

Una vez seleccionaba a una víctima entraban detrás de ella en el establecimiento comercial y la vigilaban sin levantar sospechas, ya que además ofrecían un aspecto normal. Cuando la víctima se dirigía a la caja para pagar los ladrones se situaban más cerca y cuando introducía el número pin de la tarjeta en el terminal TPV se lo facilitaban a su compinche que estaba en el exterior. Para ello estaban conectados a través de teléfono móvil con un «manos libres bluetooth» ajustado en el oído y además de darles las claves les alertaban de la salida de la víctima para que le sustrajeran su cartera.

El siguiente paso era esperar a la víctima cerca de su vehículo y cuando se disponía a cargar la compra dentro la abordaban. Una o dos personas la distraían con alguna pregunta y otra le quitaba al descuido el bolso, la cartera o simplemente la tarjeta.

Estos ladrones no dudaban en emplear la violencia para conseguir el botín si la víctima les descubría, lo que ocurrió precisamente en Sant Joan y que dio pie al inicio de la investigación por parte de la Guardia Civil. Una de las víctimas se dio cuenta de que le querían robar y fue amenazada e intimidada con una navaja para que les entregara su cartera.

En cuanto robaban las tarjetas acudían de inmediato a un cajero automático para extraer el importe máximo de dinero o acudían a comercios para realizar compras antes de que el titular de la cuenta se diera cuenta y la bloqueara.

La identificación de los sospechosos no ha sido fácil. Los agentes del Área de Investigación de la Guardia Civil de Sant Joan d'Alacant han revisado cientos de horas de grabación de cámaras de seguridad y han rastreado numerosos registros de movimientos bancarios.

Las pesquisas de la Guardia Civil permitieron identificar a ocho implicados, aunque seis de los cuales ya han huido del país. Por contra, los dos cabecillas sí fueron localizados y detenidos en Alicante. Ambos pasaron a disposición judicial y quedaron en libertad con cargos.