La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo al responsable de una empresa de compra-venta de vehículos de alta gama acusado de haber intentado estafar al seguro por haber simulado el robo de un Lamborghini con el que se estrelló cinco meses antes. El acusado reclamaba a la aseguradora la cantidad de 250.000 euros más un 20 por ciento por intereses de demora. Junto a él se imputa a una segunda persona por haberle ayudado presuntamente a falsificar un informe de la Guardia Civil en el que se exoneraba «absolutamente» al empresario de cualquier implicación en el robo del coche, que según la denuncia, habría ocurrido en una calle de Dénia.

El acusado admitió ayer en el juicio haber tenido el accidente pero señaló que el vehículo había quedado reparado y en estaba en perfectas condiciones cuando se produjo el robo. El fiscal le acusa de simulación de delito y falsedad en documento oficial y pide una multa de 3.420 euros y dos años y seis meses de prisión.

Los hechos se remontan al 30 de noviembre de 2012 cuando el acusado tuvo un accidente con uno de los Lamborghini (modelo Murciélago) en una carretera de Toledo. La Fiscalía sostiene que tras este accidente el deportivo de lujo resultó siniestro total.

El acusado minimizó ayer en el juicio los daños del vehículo. «Visualmente los daños pueden aparentar ser muy escandalosos, pero la carrocería en este tipo de coches es plástico» y recalcó que los daños graves serían los que afectaran al motor y al chasis, cosa que en este accidente no ocurrió, según declaró ayer ante la Sección Décima de la Audiencia de Alicante. De acuerdo con su versión, en ocho días el coche estaba reparado y en perfectas condiciones.

El robo del coche se denunció en la Comisaría de Dénia el 28 de abril de 2013. El acusado aseguraba que había sido robado cuando lo dejó estacionado en la calle después de que lo hubiera llevado a la localidad para un cliente de la empresa.

La denuncia había levantado las sospechas de la aseguradora tras haberse contratado un seguro a todo riesgo para ese coche siete días después del accidente, indicando que el Lamborghini se encontraba en perfectas condiciones y nunca había sufrido accidente alguno. Para el resto de vehículos de la empresa, había concertado un seguro con otra compañía. El acusado aseguró ayer que hubo un plan para cambiar de compañía por lo que se hizo una prueba con esta otra empresa antes de pasar en bloque todos los seguros a la nueva. La aseguradora acabó contratando a un detective privado para abrir una investigación al resultarle sospechosas las circunstancias del robo, antes de desembolsar cantidad alguna.

El procesado señaló que en este tipo de vehículos es una práctica habitual el ocultar cualquier percance que haya tenido, porque aunque se encuentre en condiciones para circular puede suponer «la muerte comercial» del deportivo, ya que los clientes no quieren saber nada en cuanto se enteran.

El empresario sostuvo en el juicio que le robaron el coche mientras estaba aparcado en la calle y se mostró convencido de que los autores lo habían sacado del país porque la señal de localización se había perdido. En esta línea apuntó a que antes del robo había visto una furgoneta sospechosa cuyos conductores se habían quedado mirándolo. «Fue un robo casual porque para ese tipo de modelos se suelen cometer robos por encargo», explicó.

Por su parte, el segundo acusado negó haber elaborado un falso documento de la Guardia Civil, exculpando al empresario en el robo. Éste aseguró que no sabía porque el otro imputado le había implicado en la confección de ese documento y que tiempo atrás había tenido un problema con el empresario por una adquisición de un BMW.