En el colegio concertado Médico Pedro Herrero, en el que estaba escolarizado desde hace un año y medio el menor que mató a su hermano en casa, lo sucedido ha provocado «gran estupor y sorpresa», en palabras del director, muy conmocionado por lo sucedido. La primera actuación que se llevó a cabo nada más conocer el alcance de lo sucedido fue «ponerlo en conocimiento de la inspección educativa y de la Conselleria de Educación», que de inmediato envió al centro a psicólogos de la Unidad de Atención e Intervención contra la violencia escolar «para dar pautas de actuación tanto al profesorado como al entorno escolar, e intensificar el apoyo frente a las necesidades que se generen debido a este suceso ocurrido en un domicilio familiar», como explican desde Educación.

«Nos dieron la pautas a seguir para gestionar el duelo y el dolor de los niños, y actualmente está en manos de nuestro gabinete psicológico. Se están impartiendo charlas y talleres a los alumnos en función de su edad para intentar sobrellevar y sobreponerse a esta desgraciada situación», abunda el director.

Afirma el titular del colegio que no consta en el centro ningún diagnóstico problemático sobre el menor, y que nada hacía pensar en el fatal desenlace. Es un colegio pequeño que ronda los 300 alumnos, con un aula por nivel en Infantil y Primaria, y dos en Secundaria, y con aulas de Educación Especial para alumnos autistas y con síndrome de Down. «Que nadie piense que se trata de un centro conflictivo porque la propia Policía Nacional puede decir que no nos conocen, en el sentido de que no han tenido que intervenir en ningún caso por problemas ni hechos disruptivos», concluye el director, quien asegura haberse ofrecido a la familia para «ayudarles en todo lo que podamos».