Un grupo de estudiantes que conocían a la víctima se concentró frente al inmueble donde se produjo el crimen y varios de ellos coincidieron en asegurar que el menor detenido por matar a su hermano «no está bien». Uno de los jóvenes señaló que «es todo raro él, pero quién se imaginaba que haría algo así; aún no acabo de creer que Arkaitz esté muerto». Una vecina del barrio indicó que conoce a la familia y «son chiquillos buenos, nada problemáticos». Los padres de Arkaitz estaban separados y el progenitor no reside en el inmueble de la calle Antares donde se produjo la agresión mortal.