Aunque de puertas para fuera parecían un matrimonio feliz de recién casados, de hecho cuando se produjo el crimen no habían cumplido todavía el año desde su boda, la realidad entre la pareja era bien distinta. En su declaración ante el juez, la propia acusada de asesinar a su marido declaró que nunca tendría que haberse casado con él. Maje, procedente de una familia de fuertes convicciones religiosas, admitió que contrajo matrimonio con Antonio por compromiso, prácticamente obligada por su entorno. Desde el primer momento, la relación era mala y él amenazaba con echarla de casa, afirma ahora. Aunque confiesa que pensó en divorciarse, en su familia la separación no era una opción aceptable, desgranó ante el juez.