Una balsa de riego sin valla de protección en Fontcalent fue una trampa mortal donde José Sánchez Lizón fue encontrado muerto el pasado 26 de noviembre. No era la primera vez que ocurría una caída accidental similar en esta balsa, pero la fortuna que no tuvo el cazador ahogado tras rescatar a su perra sí la tuvieron otros dos vecinos de la zona este mismo año. Uno de ellos, Andoni San José, pudo salir milagrosamente por sus propios medios, mientras que Manuel iba acompañado de su mujer y ésta dio la voz de la alarma y pudieron sacarle con la ayuda de una cuerda.

Pese a salir con vida, el susto no se lo quita nadie a estos dos vecinos que reclaman medidas para evitar nuevas tragedias. Uno de ellos alertó poco antes del accidente mortal de José del peligro de esta valla cuya alambrada fue rota y sustraída. Primero lo comunicó al asesor de la Junta de Distrito, quien le recomendó que lo denunciara, y unas semanas antes de la caída del cazador fallecido al Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Alicante, que inspeccionó el lugar tras la aparición del cadáver.

Antiguo vivero

Andoni es el presidente de los vecinos de la partida Vallonga Cueva Santana, donde hay más cuarenta viviendas, y afirma que la balsa de riego de grandes dimensiones donde perdió la vida José -conocido en la zona como «el hombre de los caballos» porque tenía dos burros y una yegua en su parcela- era de un antiguo vivero que había en la finca y aunque sólo está parcialmente llena hay agua suficiente para ahogarse y no poder salir.

En su día tuvo una valla de protección, pero la alambrada ha sido arrancada casi en su totalidad, presumiblemente para venderla al peso como chatarra. Por ello, el peligro sigue existiendo y Andoni y Manuel alertan de que pueden morir más personas si no se adoptan medidas con urgencia.

La inclinación de las paredes de la balsa y un plástico grueso y duro que las recubre hace casi imposible que una persona que caiga al agua pueda escapar de esta trampa mortal sin ayuda.

Tanto en el caso del cazador fallecido como en el de Andoni y Manuel, las caídas se produjeron cuando trataban de auxiliar a sus perros y rescatarlos del agua. José, quien presumiblemente salió a cazar el día antes del hallazgo de su cadáver flotando en la balsa, pudo socorrer a su perra de caza y le salvó la vida, pero a cambio entregó la suya porque nadie pasó cerca para auxiliarle.

Andoni admite que puede haber personas que no entienden que alguien arriesgue su vida por un perro, pero tanto él como otros muchos tienen claro que sí. Sus tres perros se cayeron a principios de marzo a la balsa y él también acabó dentro del agua cuando trataba de ayudarles a salir. El suelo de la balsa, además de la inclinación, está enormemente resbaladizo por lo que no se puede salir. Andoni recuerda que estuvo unos quince minutos intentando salir pero no podía agarrarse a nada ni tampoco tenía una navaja para romper el plástico que recubre la pared de la balsa.

Si por esta zona suele pasar poca gente, entre semana, cuando se cayó Andoni, aún menos. Tuvo su momento de desesperación y «grité tres veces socorro pero nada». El agua estaba fría pero decidió nadar hacia una esquina de la balsa donde hay un cañaveral. Sobre las cañas se colocaron él y los tres perros mientras pensaba cómo escapar de allí. Andoni, que mide 1,90, hizo una bola con las hierbas hundidas, se las puso debajo de los pies y pudo impulsarse lo justo para alcanzar la zona seca del plástico. Fueron 45 minutos de agobio pero al menos puede contarlo para denunciar el peligro de la balsa, situada a escasos metros de un camino por donde pasa la «senda del poeta» y la ruta a la ermita de San Pascual.

Tres semanas después del accidente de Andoni le ocurrió lo mismo a Manuel. Estaba paseando con su mujer cuando su perro se escapó y acabó en el agua de la balsa. Trató de auxiliar a su can y acabó en el mismo lugar. Al ver que no tenía escapatoria Manuel le dijo a su mujer que fuera a pedir ayuda. Se dirigió al núcleo de casas situado a un kilómetro escaso y fue al domicilio de Andoni. De inmediato acudió a la balsa y le arrojó una cuerda para ayudarle a salir. Ese mismo día decidieron dejar allí la cuerda atada por si alguna persona se veía en apuros, pero tan sólo duró uno o dos días porque la robaron.

Jesús, un hermano del cazador fallecido que acudió esta semana a la parcela de su familiar para dar alimentos a los animales, señaló a este diario que «no es correcto que la balsa esté así de abandonada y con tanto peligro, porque puede fallecer más gente». El hermano pide que vacíen la balsa o que al menos pongan una escalera para que pueda salir la persona que se caiga allí.

El Seprona de la Guardia Civil emitió un informe tras la inspección realizada en la balsa y desde el Ayuntamiento de Alicante afirman que la Unidad de Partidas Rurales de la Policía Local ha balizado y acordonado de forma preventiva la balsa con cinta para que no accedan personas, al mismo tiempo que se está intentando contactar con la propiedad de la finca. Asimismo, también se ha dado parte del expediente a Urbanismo para ver qué medidas se pueden adoptar para evitar el acceso de personas, indicaron fuentes municipales

Lo que nadie duda es que apenas hay posibilidades de salir sin ayuda. Andoni realizó esta semana una demostración que se grabó en vídeo y donde se aprecia cómo una y otra vez se resbala hacia atrás cuando tratar de salir del agua.

Estos dos vecinos que tuvieron mejor suerte que José confían en que se adopten medidas que pongan fin al peligro de la balsa y no haya que lamentar más desgracias. Al menos alguien ha echado un trozo de alambrada en una esquina de la balsa para poder agarrarse y salir.