La libertad condicional de María del Carmen García, la mujer condenada a cinco años y medio de prisión por quemar al violador de su hija en Benejúzar, cada vez está más cerca. Tras obtener el tercer grado y pasar hace días su primera jornada en libertad después de pasar tres años y medio en prisión por la muerte de Antonio Cosme, María del Carmen saldrá mañana de Fontcalent para disfrutar de su primer fin de semana en su domicilio y a partir de la próxima semana está previsto que pueda abandonar la prisión con una pulsera de control telématico que le permitirá dormir en su domicilio sin tener que regresar al centro penitenciario, según explicó ayer a este diario su abogado defensor, Joaquín Galant.

Con el sistema de vigilancia electrónica, la mujer podrá realizar vida normal durante el día, pero a partir de una determinada hora deberá estar en su domicilio, donde Instituciones Penitenciarias instalará un aparato para controlar que está allí gracias a la pulsera telemática.

El abogado de María del Carmen confía en que tras esta medida con la que regresará a su domicilio se acuerde en breve plazo la concesión de la libertad condicional, lo que supondría estar libre sin ni siquiera la pulsera de control telemático.

De Villena a Alicante

El pasado 20 de noviembre María del Carmen salió por la mañana de la prisión de Villena tras concederle el régimen de tercer grado y tras disfrutar de su primer día en libertad después de cumplir tres años y medio regresó por la noche al centro penitenciario de Fontcalent. En la prisión alicantina ha estado recluida desde entonces y mañana saldrá de nuevo para disfrutar del fin de semana con su familia. Regresará el lunes de nuevo a Fontcalent y una vez le instalen en su domicilio el sistema de control telemático podrá abandonar definitivamente la cárcel para dormir en su casa.

La mujer declaró antes de entrar en Fontcalent hace diez días que «en estos años, nunca he perdido los ánimos. Sabía que este momento iba a llegar». La vecina de Benejúzar, que se llevó a Fontcalent material para hacer manualidades mientras le llegaba la libertad, reconoció que «todos estamos muy contentos», pero apostilló que «hay cosas sobre las que no se puede pasar página».

A la entrada a la prisión de Fontcalent declaró a los medios de comunicación que aún no se creía «que me hayan dado por fin el tercer grado. Han pasado tantos días desde que me lo dijeron...». María del Carmen quiso agradecer los apoyos que ha recibido «y la paciencia que han tenido conmigo porque la cosa ha sido de paciencia». «Llevamos 19 años de castigo. Las arrugas que me han salido son muchas», aseguró.

Hace un mes cumplió los 65 años, lo que supone que ya es una jubilada. María del Carmen dijo que el pilar durante todos estos años han sido primero sus hijos y luego sus nietos. Además está cuidando a su marido de un cáncer de laringe que le diagnosticaron en plena efervescencia del caso.