Los magistrados destinados en Cataluña recibieron ayer un homenaje por parte de la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria en la clausura de su asamblea nacional que se clausuró ayer en Alicante. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, Jesús Barrientos, que también es miembro de dicha asociación, fue el encargado de recoger el premio a la independencia judicial en nombre todos sus compañeros y que un jurado decide cada año. En el momento de la entrega, toda la sala se puso en pie en una sonora ovación.

«Otros años ha quedado desierto. Esta vez no hemos tenido duda alguna», aseguró el que fuera portavoz de la asociación profesional de magistrados, Lorenzo del Río. En la mesa para la entrega del premio estaban el ministro de Justicia, Rafael Catalá; la presidenta del TSJ valenciano Pilar de la Oliva; el portavoz de la asociación, Raimundo Pastor, y la magistrada de Barcelona Eva Atares.

Barrientos aseguró que el clima de presión que se ha sufrido hacía difícil lograr que la serenidad y la templanza se impusieran a la hora de dictar las resoluciones. «Se han vivido momentos de máxima tensión», señaló, en un contexto donde los jueces eran prácticamente el único poder del Estado que había en Cataluña y en algunos momentos parecían estar en «el mundo al revés». El presidente del TSJ catalán subrayó que el día de la huelga general numerosos magistrados de guardia no pudieron llegar a sus juzgados y fueron sustituidos por otros compañeros. «La aplicación del artículo 155 nos ha permitido recuperar cierta normalidad», dijo pero añadió que «la brecha social sólo podrá encontrar reparación a través de la política», dijo.

El ministro de Justicia reconoció «el extraordinario trabajo que han realizado los miembros de la carrera judicial» y subrayó que «todos los demócratas debemos rechazar esos comportamientos dictatoriales», destacando las «condiciones de presión» con las que han tenido que trabajar los magistrados durante la crisis independentista.