La Audiencia de Alicante ha condenado a veinte años de prisión al hombre que estranguló a su tía abuela octogenaria en el piso en el que ambos convivían en el centro del a ciudad, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. El fallo le impone 20 años de cárcel por un asesinato con alevosía y una atenuante por confesión, así como tres meses de cárcel por el robo de varias joyas y un televisor a la víctima cuando se marchó de la casa tras el crimen. Un jurado popular le consideró culpable de ambos delitos por unanimidad la semana pasada, después de que el acusado hubiera admitido el crimen.

El abogado de la defensa, Luis Santamaría, anunció que recurriría la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) al considerar que la pena debería haberse rebajado hasta los quince años, dado que el procesado en todo momento había colaborado y fue quien puso los hechos en conocimiento de la Policía.

El fallo declara probado que los hechos ocurrieron a las nueve de la mañana del 5 de octubre de 2016, cuando el acusado Félix Redondo Suárez abordó de manera súbita y sin que ésta tuviera posibilidad de defenderse a su tía abuela de 88 años, con la que convivía en un piso del centro de Alicante, y la estranguló con el cable de una lámpara. La víctima esperaba en una mecedora a que su sobrino le llevara el desayuno cuando fue asesinada. Tras el crimen, colocó una bolsa de basura en la cabeza del cadáver y lo arrastró hacia un dormitorio de la vivienda, donde lo dejó en el suelo, cerrando la puerta y colocando una toalla enrollada para tapar la rendija.

De la casa se llevó varias joyas y un televisor que vendió en casas de empeños. Cinco días más tarde, se presentó en la Comisaría para confesar que había asesinado a su tía y llevó a los agentes a la casa donde comprobaron que lo que este les decía era verdad.

El condenado afirma que ella se lo pidió

El procesado aseguró durante el juicio que acabó con la vida de su tía porque ella se lo pidió, debido a las múltiples dolencias que ella tenía y que la hacían depender de él para todo. Sin embargo, esa posibilidad ni siquiera se contempla en la sentencia, donde se dice que el procesado se aprovechó de la confianza de ella y de su vulnerabilidad a causa de su edad para poder estrangularla de manera súbita y sin que tuviera posibilidad de reacción.

Antes del juicio, la Fiscalía y la defensa estuvieron negociando una posible conformidad. El acuerdo no se llegó a cerrar debido a que desde el Ministerio Público únicamente se llegó a aceptar una rebaja en la pena de tres años para el acusado por haber confesado los hechos. La defensa en cambio quería una condena de quince años, la misma pena que ahora reclama y por la que apelará la sentencia ante el TSJ. La propia Fiscalía ya avisó a los miembros del jurado antes del juicio que este caso era susceptible de pedir la prisión permanente revisable. No se había reclamado por la confesión del acusado y por ello no se quería pedir menos de 20 años.