Alejandro Ponsoda llevaba una temporada desanimado antes de su muerte. Tras las elecciones municipales de mayo de 2007, había quedado en minoría dentro de su grupo municipal frente a la facción que lideraba Juan Cano. La noche del 19 de octubre en que fue tiroteado regresaba a su casa en la pedanía polopina de Xirles tras participar en un acto municipal sobre el virus del Sida. El primer edil solía quedarse después un rato a los ágapes que se acostumbran a ofrecer tras este tipo de eventos, pero esa noche se disculpó para marcharse antes porque tenía que hacer la cena a su padre.

Sobre las 21.30 horas, cuando Ponsoda se disponía a meter el coche en el garaje fue abordado por al menos de personas que desde la ventanilla delantera izquierda realizaron tres disparos contra él y que fueron realizados con al menos dos armas diferentes. Sólo una de las balas le alcanzó en la cabeza pero no acabó inmediatamente con su vida. El primer edil fue trasladado al Hospital General de Alicante, donde acabó falleciendo a las 2.30 horas del 27 de octubre. El fallecimiento se produjo el mismo día en que en València Mariano Rajoy era proclamado candidato a la presidencia del Gobierno por el Partido Popular. En el teléfono del fallecido había un mensaje de la dirección del PPCV invitándole.

Tras descartar que los disparos a Ponsoda fueran un atentado terrorista, la Guardia Civil empezó a investigar el entorno del primer edil asesinado. Desde vecinos descontentos por problemas de expropiaciones a su vida privada, pasando por sus compañeros de corporación. La madre de uno de ellos, Juan Andrés Llorens, y rival de Cano, recibió una extraña llamada que le inquietó, cuando el pueblo aún estaba conmocionado, en la que su interlocutor decía en alemán: «Él está muerto»