La Audiencia ha impuesto once años de cárcel a un hombre que abusó sexualmente de su hija de forma continuada dos años en el domicilio familiar, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. El fallo declara probado que éste aprovechaba cada vez que se quedaba a solas en la casa para llevar a la hija al dormitorio, donde la besaba por todo el cuerpo y la obligaba a practicarle felaciones y a masturbarle. Consumados los hechos la obligaba a lavarse para no dejar restos biológicos sobre su cuerpo y le decía que no tenía que contar nada. El fallo le impone una orden de alejamiento de 14 años, le retira la patria potestad y obliga a indemnizarla con 15.000 euros.

La declaración de la menor ha sido una de las principales pruebas, a pesar de que ni ésta, ni otra menor tuvieron que testificar en el juicio. El fiscal pidió que se usara en su lugar la grabación del interrogatorio que hizo en su día el juzgado como prueba preconstituida y que se reprodujo en la vista. La Audiencia considera que la prueba tiene validez y que no se vulneraron los derechos del acusado, a pesar de que la defensa no estuvo en el interrogatorio, donde declinó su presencia por coincidirle la fecha con otro juicio. En este sentido, señala que tampoco la defensa pidió la declaración de ambas. El hombre decía que era una denuncia falsa que presentaba su mujer por venganza. La sala descarta esta versión y da credibilidad al relato de la menor, que se lo contó a una amiga y ésta a su madre, momento en que se descubrieron los hechos en agosto de 2016.