«Con la muerte por sombra» seguiría siendo en la historia de la literatura policiaca sueca lo que es, una novela de crímenes más de las muchas que se editan cada año en ese país devoto del género negro, si no tuviera una macabra peculiaridad: uno de sus autores es Pierre Danilo Larancuent, el hombre que mató y descuartizó a Alberto Enrique V. F. tras un encuentro íntimo y ocasional en su casa de Russafa y que luego segó la vida del subinspector de la Policía Nacional Blas Gámez cuando investigaba ese crimen. Y lo más inquietante es que esa novela fue escrita por Larancuent en la prisión sueca de alta seguridad Kumlaanstalten junto con otro preso: el asesino Ricard AR Nilsson, condenado en 2000 a cadena perpetua en Suecia por el asesinato de tres hombres en una zona de ocio el 27 de septiembre de 1999.

Aunque el móvil que le empujó a matar primero al desconocido a quien había llevado a su casa o la razón por la que desplegó horas más tarde la furia asesina que mostró contra el agente nunca se conocerán, dado que el asesino múltiple tuvo que ser abatido a tiros por el compañero del policia acuchillado, hay similitudes entre estos dos asesinatos y los descritos por Larancuent y Nilsson en la citada novela que hacen pensar que se estuviese imitando a sí mismo.

El protagonista de «Con la muerte por sombra» es un psicópata que siempre mata a sus víctimas clavándoles un gran cuchillo en el corazón. Fue como asesinó al subinspector Blas Gámez y, al parecer, a Alberto Enrique, el peluquero de Xeraco que encontró la muerte tras acompañar a Pierre Danilo a su casa, en la puerta 5 del 77 de la calle Sueca.

Cuando la novela salió publicada, en el verano de 2013, Pierre Danilo aún no había cometido ningún homicidio, así que la mayor parte de la experiencia personal aportada en el relato criminal -una de las «marcas de la casa» con que promocionaban sus novelas era precisamente que estaban escritas desde el conocimiento del delito en primera persona que les aportaba su condición de delincuentes- provenía de Nilsson y no de Larancuent. Este último había ingresado en prisión en 2004, con una condena de 14 años, por tráfico de drogas. El tribunal consideró probado que a sus entonces 23 años lideraba desde Götheborg, la ciudad sueca en la que había crecido y residía, una red de camellos que llevaban maletas con éxtasis desde Holanda hasta distintos aeropuertos de la costa Este de Estados Unidos.

Inspirado por Toni Montana

Presumía de tener como referente al traficante de ficción Toni Montana, el personaje principal de la cinta de Brian de Palma «Scarface» -titulada en España «El poder del dinero»-, un camello y asesino brillantemente encarnado por Al Pacino en 1983.Sin embargo, hasta ahora no tenía ninguna experiencia como asesino.

El rastreo de sus dispositivos electrónicos y lo que en ellos haya guardado quizás termine revelando a la policía si el asesinato del peluquero tiene alguna vinculación con sus aspiraciones narrativas o si, por el contrario, obedecen a otro tipo de motivación. Lo que no genera ninguna duda es que, en el caso del policía asesinado, Larancuent no buscó la huida sin más, sino que mostró una clara intención homicida que, seguramente también habría desplegado contra el otro agente de no haber abierto fuego sobre él. Es interesante destacar en este punto que ninguno de los policías que aparecen en las novelas salen muy bien parados, lo que refleja la inquina que los dos convictos sienten por esa figura.

El consorcio narrativo de Nilsson y Larancuent comenzó con una novela publicada en 2012 y titulada «Hombres sin piedad». También de género policial, aborda un caso real a partir del cual critican con ferocidad el sistema policial, judicial y penitenciario sueco. A partir de la segunda novela, no volvieron a publicar nada juntos, aunque Nilsson, que continúa preso, tiene varias obras más en solitario. Ambos abrieron un blog para promocionar sus obras.

En busca del resto del cadáver

Los agentes del grupo de Homicidios están valorando pedir al juzgado la orden para escudriñar el vertedero al que fueron conducidos los residuos urbanos recogidos en la madrugada del lunes en la avenida de Peris y Valero, en València, en un intento por recuperar los restos aún no hallados del cuerpo desmembrado de Alberto Enrique F. V., la primera víctima de Pierre Danilo Larancuent.

De momento, no se ha iniciado ese procedimiento porque las posibilidades de localizar la cabeza y las extremidades de la víctima son «casi nulas», según los responsables consultados por la policía. La familia, sin embargo, está tratando de que esa gestión se realice para poder recuperar el cuerpo completo con el fin de poder enterrarlo.

Tal como publicó ayer este diario, Larancuent, de 36 años, invitó supuestamente a su casa a Alberto Enrique, dueño de una peluquería en València, y después lo mató con un cuchillo de cocina de grandes dimensiones, el mismo con el que desmembraría después el cuerpo dentro de la bañera del piso que tenía alquilado en el 77 de la calle Sueca. La cantidad de agua que utilizó en esa labor provocó que se encharcara el techo del vecino, en el que la Policía Científica tomó muestras rosadas ayer, ante la sospecha de que contengan sangre diluida de la víctima.