Dejando atrás las escenas de pánico tras el atentado terrorista del jueves, Barcelona recuperó ayer un ambiente de normalidad, si bien de forma paulatina y con el impacto del ataque yihadista muy presente, como se plasmó en los homenajes ciudadanos que han proliferaron por La Rambla. El atentado perpetrado con una furgoneta blanca que recorrió parte del emblemático paseo barcelonés asesinando a 13 personas e hiriendo a un centenar provocó imágenes de terror y caos en el centro de la capital catalana, una de las urbes con más visitantes extranjeros del mundo, especialmente en temporada veraniega.

Las horas de miedo, confusión e incertidumbre dieron paso a una ciudad que anocheció el jueves prácticamente desierta y silenciosa, incluso se escuchaban grillos en La Rambla, más allá de grupos de turistas y vecinos que, guiados por policías, trataban de regresar a sus hoteles y a sus casas, una vez se redujo el perímetro de seguridad. Pero con la llegada de la mañana de ayer y el transcurrir del día, Barcelona fue reponiéndose progresivamente y recuperando la normalidad, especialmente en el epicentro del mortal ataque, y La Rambla ya se abrió a los peatones, si bien no al paso de vehículos.

El paseo más emblemático de la ciudad lució nuevamente su habitual gran afluencia de personas y el ir y venir de turistas, si bien el bullicio ruidoso que la caracteriza dio paso a un bullicio más contenido, como en el resto de las calles de la urbe. Algunos de los históricos quioscos del paseo, que fueron testigos directos de la tragedia, optaron por subir sus persianas y volver a la actividad pese a todo, aunque la masacre estaba presente ayer en todas las portadas de la prensa y en cualquier conversación; en contraste, la mayoría de floristerías de La Rambla, que la dotan de su tradicional colorido, permanecieron cerradas.

En otro de los grandes puntos de interés turístico de la ciudad, la Sagrada Familia, se vivieron largas colas de visitantes, aunque algo menores de lo habitual. Mucha menor afluencia se registró, en cambio, en otros dos edificios simbólicos de Gaudí, la Pedrera y la Casa Batlló, los cuales no contaron con apenas visitantes. Asimismo, el Mercado de la Boqueria estuvo cerrado, lejos de su abarrotada imagen diaria y cuya entrada principal da a plena Rambla, justo frente al lugar donde el vehículo agresor detuvo su ataque.

Precisamente, el punto exacto en que finalizó el atentado, el mosaico en el suelo de Joan Miró, se erigió como uno de los rincones de improvisado homenaje de ciudadanos y turistas a las víctimas, acciones espontáneas que se extendieron por distintos puntos del recorrido del ataque, entre ellos también la Fuente de Canaletas, icónico lugar de celebración del FC Barcelona. Un lateral de una floristería quedó cubierto de pósits de colores con mensajes de ánimo, mientras los bolígrafos iban pasando de mano en mano; y decenas de personas se unieron a la acción de una joven artista, Selva Aparicio, formando una hilera de papel por toda La Rambla en la que iban calcando con carboncillo el relieve de las baldosas.

La plaza Cataluña, nodo de llegada de transportes turísticos y autobuses del aeropuerto, mantuvo el perímetro policial para impedir el tráfico, lo que obligó a modificar el recorrido del Bus Turístico, cuyo servicio fue ofrecido ayer gratuitamente.

Precisamente, en esta céntrica plaza se vivió uno de los momentos más emotivos del día, en un multitudinario minuto de silencio al que asistieron, según fuentes municipales, más de cien mil personas, contando la gente que tuvo que quedarse en las calles aledañas porque no cabía en la propia plaza. Una concentración que culminó con un cántico unánime que fue extendiéndose por la plaza y se contagió Rambla abajo por las personas que abarrotaban ese paseo al mediodía. «No tenim por» fue el grito que se convirtió en el lema de una ciudad que buscaba recobrar su vida cotidiana después del terror.

Más de 200.000 visitantes al dia

Barcelona, golpeada durante por el terrorismo, ocupa la quinta posición en el ranking de las principales ciudades turísticas europeas por número de pernoctaciones anuales con 19,16 millones (+8,5%) en 2016, por detrás de Londres (56,8 millones), París (43,4 millones), Berlín (31 millones) y Roma (26,9 millones). En un solo día llegan a pasar más de 200.000 personas por La Rambla, ascendiendo hasta 300.000 los fines de semana.

La ciudad de Barcelona cuenta con más de 300 hoteles (67.640 plazas) y el 34,7% del total de los turistas internacionales que la visitan cada año son internacionales, siendo la mayor parte de estos visitantes de origen francés y británico, según los datos de Turisme.

Cataluña fue la principal comunidad de destino de turistas durante 2016, con 17,9 millones de turistas, un 4% más que en el año anterior. En el primer semestre de este año recibió cerca de diez millones de turistas extranjeros, uno de cada cuatro del total que visitó nuestro país, un 10,3% más que en el mismo periodo de 2016.