Tras el espanto y la conmoción Barcelona comenzó a salir del letargo, con una ciudad que se abrazó para gritar «no tinc por» mientras personas de medio mundo ponían rumbo a la capital condal para asistir a los suyos. Los atentados de Barcelona y Cambrils dejan ya 14 víctimas mortales, al menos cuatro españolas, pero el shock ha llegado a medio mundo.

Ayer comenzaron a trascender las identidades de los fallecidos. Nueve de los 14 asesinados han sido identificados. Salvo una mujer de mediana edad de Zaragoza muerta como consecuencia del ataque en Cambrils, el resto de las víctimas fueron atropelladas por la furgoneta que irrumpió en la tarde del jueves en la acera central del paseo de Las Ramblas.

Francisco López Rodríguez, un emigrante granadino de los años 60, fue la primera víctima mortal española identificada. Actualmente residía en Rubí, municipio cercano a Barcelona. Su sobrino nieto, de tres años, es otro de los fallecidos. Ambos paseaban por las Ramblas junto a la mamá del pequeño, la esposa de Francisco y otra menor, que resultaron heridas.

Pepita, una mujer de 75 años, vecina de Sant Hipòlit de Voltregà (Barcelona), que ingresó en estado grave en el Hospital del Mar de Barcelona y que acabó falleciendo como consecuencia de sus heridas en el atropello masivo. La mujer paseaba con su hija, también herida, por La Rambla en el momento del atentado.

También perdió la vida el italiano de 35 años Bruno Gulotta, padre de un niño de cinco años y de una bebé de siete meses, quienes estaban con sus progenitores en el momento del atentado. El resto de la familia se encuentra en buen estado físico. Según el relato de su esposa, el italiano parapetó a su hijo poniéndose delante de él. Así logró salvar al pequeño, pero él resultó atropellado y murió.

Luca Russo, un joven ingeniero de 25 años, también italiano, que paseaba junto a su novia, también herida, pero cuyo estado no reviste gravedad. Al igual que sus compatriotas, la pareja estaba de vacaciones en la ciudad.

Un niño australiano desaparecido

Portugal también tiene una víctima: una mujer de 74 años, natural de Lisboa, que visitaba Barcelona en compañía de su nieta, de 20 años, que permanece en paradero desconocido. Una mujer belga de 44 años, Elke Vanbockrijck, madre de dos hijos y residente en la localidad flamenca de Tongeren, cerca de Lieja, también ha fallecido. Como un ciudadano estadounidense, cuya identidad no ha trascendido, pero cuyo deceso ha confirmado el Departamento de Estado.

Además de las víctimas mortales, hay un niño australiano de siete años que se encuentra desaparecido y cuya madre está hospitalizada. Su padre se está desplazando desde Sidney para intentar localizarle.

Un equipo de 24 médicos forenses trabajó durante toda la noche para realizar las autopsias a los fallecidos, que se encuentran en el Instituto de Medicina Legal de Cataluña, en la Ciudad de la Justicia de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

Allí comenzaron a llegar durante todo el viernes los familiares de las víctimas del ataque para ayudar a la identificación legal de sus allegados. Además, se deben cruzar muestras de saliva de las víctimas con las de los familiares.

Además de los fallecidos, el lugar elegido por los terroristas para su masacre, una de las arterias más concurridas de una de las capitales mundiales del turismo, ha hecho que la onda expansiva del terror tenga un alcance global. De momento se cuentan hasta 34 nacionalidades entre los 126 heridos de diversa consideración, en su mayoría turistas, de los que 61 han recibido el alta médica y 65 permanecen ingresados en distintos centros hospitalarios al cierre de esta edición. De éstos, 17 están en estado crítico, 28 graves, 8 menos graves y 13 leves, según el último balance de Protección Civil.

Las víctimas de los atentados son de 34 nacionalidades diferentes y entre ellas, además de españoles, hay franceses, alemanes, holandeses, argentinos, venezolanos, belgas, peruanos, rumanos, irlandeses, cubanos, griegos, macedonios, británicos, austríacos, paquistaníes, taiwaneses, canadienses, ecuatorianos, estadounidenses, filipinos, kuwaitíes, turcos o chinos.

Llegan familiares de medio mundo

Las autoridades catalanas y españolas se mantienen en contacto permanente con consulados y embajadas para llevar a cabo las repatriaciones de los fallecidos. Familiares de los afectados por los atentados empezaron también a llegar ayer por la mañana al Aeropuerto de Barcelona-El Prat, donde reciben el apoyo de un equipo de la Cruz Roja formado por un psicólogo y un socorrista.