El atentado perpetrado ayer en pleno centro de Barcelona es ya, con 13 víctimas mortales y al menos 100 heridos al cierre de esta edición, el peor ataque de corte yihadista sufrido en España desde el 11-M de 2004, cuando una célula afiliada a la red terrorista Al Qaeda asesinó a 192 personas e hirió a más de 2.000 al hacer estallar varias bombas en distintos trenes de cercanías en Madrid, en la que sigue siendo hasta el momento la peor matanza terrorista en suelo europeo. En esta ocasión, el método utilizado -una furgoneta-, parece apuntar al Daesh, cuyos simpatizantes han llevado a cabo en Europa unos cinco ataques similares en Niza, Berlín, Londres (dos) y Estocolmo. A última hora de la tarde de ayer la agencia de noticias oficial del Daesh, Amaq, reivindicó la matanza de Barcelona y aseguró que «soldados del Estado Islámico llevaron a cabo la operación, bajo órdenes del Califato contra países de la Coalición». Un anuncio que estaba pendiente de confirmación por los investigadores.

Desde que el terror yihadista hiciera su brutal acto de aparición en España hace 13 años, las fuerzas de seguridad se han aplicado a conciencia para contrarrestar esta amenaza que con el paso de los años se ha hecho más evidente. Así, en el periodo comprendido entre 2004 y 2016 se han producido 172 operaciones antiterroristas relacionadas con el yihadismo que se han saldado con 650 detenidos. Solo en lo que llevamos de 2017 ya se han realizado 27 operaciones con 37 arrestados.

España ha estado en un nivel de alerta antiterrorista de 4 sobre 5 desde los terribles atentados de París de noviembre de 2015. Un protocolo que se ha revisado con cada nuevo ataque en suelo europeo. La presencia de policías con fusiles de asalto en lugares de especial relevancia se ha convertido en una estampa habitual en las ciudades españolas.

Método similar a otros ataques

«La idea es usar una camioneta como si fuera una cortadora de césped, no para segar la hierba sino para acribillar a los enemigos de Alá». El texto pertenece al segundo número de la revista Inspire, el órgano de propaganda en inglés de Al Qaeda en la Península Arábiga (Aqap), un elaborado manual para atentar en Occidente fechado en el año 2010. La idea no cayó en saco roto, y desde entonces coches, camiones y furgonetas se han convertido en armas para sembrar el terror en importantes ciudades europeas.

De hecho, el «modus operandi» del atropello masivo de ayer replica al utilizado en otros atentados recientes. El más grave tuvo lugar el 14 de julio de 2016 en Niza. Un camión atropelló entonces a cientos de personas y causó 86 muertos. Un método parecido se utilizó el 19 de diciembre de 2016, cuando once personas perdieron la vida en otro atropello contra un mercado navideño en Berlín. Al igual que ocurriese en Niza, el Daesh reivindicó el atentado.

Ya en 2017, las acciones terroristas utilizando vehículos llegaron al norte de Europa. Suecia padeció un atropello masivo en su propia capital, Estocolmo, el pasado 7 de abril, con un saldo de cuatro muertos.

Sin embargo, ha sido Londres la ciudad más castigada, ya que ha vivido en los últimos meses dos atentados similares. El primero fue el 22 de marzo, en las cercanías del Parlamento. Entonces un simpatizante del Daesh mató a tres personas antes de ser abatido. El segundo y más mortífero ataque tuvo lugar el 3 de junio en una concurrida zona de ocio. Ocho personas murieron, entre ellas el español Ignacio Echeverría.