Una red internacional que comerciaba con carne de caballo no apta para el consumo dirigida desde Calp. La Guardia Civil, en colaboración con Europol, ha desmantelado este entramado que distribuía por Europa esta carne y cuyos beneficios superaban los 20 millones de euros anuales, según informó ayer la Comandancia de Alicante. En abril este medio ya informó del inicio de esta operación, cuando llevaba una veintena de arrestos y se encontraba bajo secreto de sumario.

La operación ha sido desarrollada en coordinación con Francia, Portugal, Bélgica, Italia, Rumanía, Suiza, Holanda y Reino Unido, siendo arrestadas en España 65 personas por maltrato animal, falsedad documental, prevaricación, contra la salud pública, blanqueo de capital y organización criminal, alcanzando a siete comunidades autónomas, y con su cabecilla, un conocido empresario holandés al que en 2013 ya se le relacionó con un fraude alimentario de carne de caballo, afincado en Calp.

Esta actuación arrancó el pasado verano, cuando se detectaron indicios atípicos en el sector de la comercialización de la carne de caballo que llamaron la atención tanto de profesionales del sector como del Seprona de la Guardia Civil, lo que dio inicio a la operación Gazel. Las pesquisas permitieron comprobar la existencia de una trama que adquiría caballos en malas condiciones, viejos o, simplemente, bajo la calificación de «no aptos para consumo», y los sacrificaba en dos mataderos concretos.

Estos animales procedían de Portugal y de varios puntos del norte de España y eran distribuidos de diversas formas, aunque principalmente su carne era manipulada en una planta y desde allí enviada a Bélgica, siendo éste el mayor exportador de carne de caballo de toda la Unión Europea.

En el transcurso de la investigación la Guardia Civil consiguió localizar al empresario holandés, relacionado en 2013 con un caso de hamburguesas de vacuno en las que había carne de caballo, registrado en Irlanda, y que hace cuatro años estaba en paradero desconocido. Actualmente se encontraba en Calp, donde llevaba una vida discreta. Desde allí mantenía líneas de negocio que enlazaba con las actividades que ya controlaba en países del norte de Europa. Esta persona manejaba todo el complejo desde la sombra, interponiendo a sus hombres de confianza en cada uno de los territorios en los que estaba presente este entramado.

Este empresario había consolidado una relación con quien sería su hombre de confianza en toda la trama española, que le abriría vínculos con ganaderos, le procuraría las compras de animales a través de tratantes de diversas zonas, y gestionaría el sacrificio y posterior despiece poniendo a disposición del cabecilla el traslado de las piezas a Bélgica, y su posterior distribución a otros países. Este grupo criminal alteraba la identidad de los equinos sustituyendo sus microchips o falseando sus pasaportes.

Más de 300 agentes

Los investigadores concluyeron que la parte española de la trama era una pequeña porción de una estructura extendida por toda Europa bajo el control del ciudadano holandés. Por ello, la Guardia Civil desplegó a más de 300 agentes del cuerpo de distintas especialidades en dieciocho provincias, registrando simultáneamente 29 ubicaciones, y realizando una veintena de inspecciones, procediendo a la detención en esa primera jornada de más de 20 personas, ocho de las cuales ingresaron en prisión tras declarar ante la Jueza instructora.

La detención del cabecilla de la trama fue realizada en Bélgica, en un servicio coordinado entre la Policía Federal de este país y la Guardia Civil. Además fueron realizadas actuaciones en Francia, Portugal, Bélgica, Italia, Rumania, y en diferentes grados en Suiza y Reino Unido. Las actuaciones posteriores han hecho crecer la cifra de personas investigadas y detenidas hasta superar los 65. En esta fase de explotación de la operación tres componentes de Europol estuvieron presentes en los operativos desarrollados en Alicante y León.

Durante los registros se procedió a la toma de muestras de las carnes existentes en los mataderos, así como de la carne ya transformada en la planta de Toledo. Y los datos recogidos han permitido confirmar que el destino de estas carnes se situaba siempre fuera de España, dado que las muestras recogidas en nuestro país se corresponden con partidas que entrarían en la línea de exportación.