Le contrataron para pasear a dos perros de una raza potencialmente peligrosa en Rojales y atacaron a una mujer desfigurándole la cara al ir sueltos y sin bozal. El paseador se dio a la fuga pero la Guardia Civil logró identificarle y procedió a su detención como presunto autor de los delitos de lesiones por imprudencia grave y omisión del deber de socorro.

Este nuevo ataque de perros registrado en la provincia -en febrero murió un agricultor en Beniarbeig- se produjo en un parque de la urbanización Ciudad Quesada de Rojales. La víctima es una mujer kosovar de 50 años que estaba paseando tranquilamente cuando fue atacada por dos perros de raza potencialmente peligrosa que estaban sueltos y sin bozal.

Los perros eran dos bull-terrier que derribaron a la mujer y le mordieron en la cara. La mujer pudo ver en el momento de la agresión que en el parque había un hombre que no la socorrió y se marchó del lugar corriendo con los dos perros.

La mujer fue atendida de lesiones en la cara y tras ser trasladada a un centro hospitalario tuvo que someterse a una intervención de cirugía facial de urgencia para reconstruirle el rostro debido a las heridas de envergadura que le causaron los dos perros.

Una vez operada la mujer formalizó una denuncia por el ataque ante la Guardia Civil de Almoradí y los agentes del Área de Investigación comenzaron a realizar sus pesquisas para localizar a testigos que les condujera hasta el dueño de los perros.

La Guardia Civil acabó localizando a una pareja de nacionalidad británica que residía por la zona donde se produjo el ataque y eran los dueños de los animales. Los agentes se entrevistaron con los propietarios y tras comunicarles lo ocurrido les explicaron los dueños que no sabían nada del ataque a la mujer y que ellos habían contratado los servicios de una persona para pasear a sus canes.

Los dueños facilitaron los datos a la Benemérita del paseador de los perros, un hombre británico de 49 años que estaba presuntamente cuando agredieron a la mujer kosovar. Este británico fue detenido por la Guardia Civil como presunto autor de un delito de lesiones por imprudencia grave y otro delito de omisión del deber de socorro. Tras ser puesto a disposición judicial el juzgado decretada su libertad.

El hombre tenía licencia «PPP» de tenencia de perros potencialmente peligrosos, pero según el Instituto Armado no adoptó las principales medidas de seguridad que establece la normativa para estos animales.

La normativa contempla la obligatoriedad del uso del bozal en lugares públicos, así como llevar atado al animal con una correa o cadena de menos de dos metros y que no sea extensible. También está prohibido llevar al mismo tiempo más de un perro de este tipo de razas.

La Guardia Civil afirma que si el paseador de los canes hubiera cumplido, al menos una de estas normas, «se habría podido evitar la agresión y las gravísimas lesiones que sufrió la mujer».