No sabe qué sustancia le echaron pero lo que sí tiene claro un hombre de 65 años es que anularon su voluntad con las bebidas que le suministraron en una céntrica casas de citas de Alicante y así lo mantuvieron durante 37 horas para robarle cerca de 9.000 euros con cargos efectuados a su tarjeta de crédito. Los hechos ocurrieron a finales del pasado mes de mayo y la Policía Nacional ha detenido ahora a cuatro mujeres acusadas de retener a un cliente de una casa de citas durante casi dos días para desvalijar su cuenta con su tarjeta y con la connivencia de un restaurante administrado por una de las arrestadas.

El suceso ocurrió a finales del pasado mes de mayo. Un hombre de 65 años se despertó tumbado en una cama de una vivienda desconocida y rodeado de personas que jamas había visto antes. La víctima apenas recordaba que varias mujeres le había suministrado bebidas alcohólicas y entonces sospechó que podrían haber introducido alguna sustancia que le hizo perder la noción del tiempo e incluso anularle totalmente su voluntad, como ha sucedido en ocasiones con la conocida burundanga.

Desde que acudió la víctima a la casa de citas hasta que recobró la consciencia pasaron 37 horas, tiempo en el que asegura que estuvo tumbado en una cama, sin comer y con gran malestar. Tan sólo se levantó para ir al baño y al final acabó alarmándose por lo que estaba ocurriendo y pese a estar desorientado decidió salir del lugar y pedir un taxi para que le llevara hasta su domicilio.

Cuando pudo recuperarse acudió a su oficina bancaria y allí comprobó que habían realizado 61 pagos con su tarjeta, todos de ellos en un restaurante próximo al local de alterne y por importe de 8.833 euros. El restaurante y la casa de citas están en la misma calle y compartían datáfono para realizar cobros con tarjeta.

La víctima acudió a la Policía para denunciar la estafa y el Grupo de Crimen Organizado de la Policía Judicial ha culminado sus pesquisas con la detención de la administradora del restaurante, que también era responsable de la casa de citas, y de cuatro empleadas del club que presuntamente colaboraron para llevar a cabo los cargos fraudulentos. Los 61 movimientos de la tarjeta del denunciante eran pagos de de entre 100 y 435 euros. Se trataba de pequeñas cantidades pero todas muy seguidas. Se les acusa de robo con violencia, detención ilegal y organización criminal.