Le llamaban Don Carmine, pero su nombre era Carmelo. Sus viajes a Alicante han sido uno de los elementos que han contribuido a asestar en Estados Unidos uno de los mayores golpes contra los Luchese, una de las cinco grandes familias de la Cosa Nostra de Nueva York, tras una operación del FBI a finales del pasado mayo en la que ha colaborado la Guardia Civil. A sus 65 años de edad, este vasco afincado en los Estados Unidos desde hace muchos años donde había logrado integrarse en la organización de los Luchese como asociado, única manera en que podía formar parte de ella ya era español y no pertenecía a la familia.

En uno de esos viajes, realizado el pasado mes de abril, entró en contacto con otro dirigente del clan, a quien recogió en Sicilia, y donde planearon el envío de cargamentos de cocaína a España procedentes desde Argentina, disuelta en botellas de vino. El FBI seguía los pasos del sospechoso y pidió la colaboración de la Guardia Civil para controlar sus pasos en España y ver con quien contactaba. Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita han colaborado en la investigación y participaron en la operación contra el clan, bautizada como Brooklyn.

Durante el operativo, un total de 19 personas fueron detenidas el pasado 30 de mayo por delitos de asesinato, extorsión, usura, fraude, blanqueo de capitales, tráfico de drogas y delitos relacionados con apuestas ilegales. Casi todos ellos se enfrentan a cargos castigados con la cadena perpetua.

Según las fuentes de la Guardia Civil consultadas por este diario, Carmelo G. B. realizó dos viajes a Alicante en los dos últimos años. Las autoridades norteamericanas habían pedido la colaboración a las españolas porque viajaba asiduamente a España, concretamente a Alicante, y querían saber si en esas visitas se desarrollaban actividades relacionadas con el crimen organizado.

En el primer viaje no hubo nada de interés para la investigación. Se trató de un visita puramente familiar en el que estuvo alojado en un conocido hotel de la capital con su mujer y sus hijos y venía a ver a sus parientes en España. Hasta realizó una visita al cementerio de Alicante a la tumba de un conocido.

Muy diferente fue en cambio el viaje realizado el pasado abril, donde Carmine, a quien dentro de la organización se le conocía como «El Español», volvió al mismo hotel pero esta vez acompañado de otro miembro de otra familia, los Bonnano. Las mismas fuentes señalaron que los dos no hicieron ostentación alguna y parecían dos turistas más. Tomando el sol en la playa del Postiguet, cenando por restaurantes de la ciudad, tomando copas por Benidorm y hasta en un club de striptease. Su intención era hacerse pasar por dos turistas más, sin llamar la atención, sin saber que la Guardia Civil y el FBI les tenían bajo vigilancia. No hacían una vida a todo tren y su lema era la discreción. Los agentes constataron que en su estancia alicantina hablaron de los envíos de droga, hecho con el que para las autoridades norteamericanas el delito se ha cometido.

A pesar del cambio de nombre, Carmine tenía la doble nacionalidad: la norteamericana y la española. Además de con los Luchese estaba relacionado con otra de las cinco grandes familias, los Bonnano. Debido a su condición de asociado, tenía autorización para relacionarse con los otros clanes. Carmine fue arrestado a finales de mayo con el resto de los implicados, entre ellos estaba el «boss», el «underboss» y el «consigilere» de la familia, así como asociados de otras dos familias del crimen organizado, los Bonnano y el de los Genovese.