La Guardia Civil ha detenido en Crevillent a una empleada de hogar española de 50 años bajo la acusación de robar durante dos años 180.000 euros en joyas en domicilios donde trabajó. Los investigadores le imputan 12 delitos de hurto y ha averiguado que ganó más de 22.000 euros con las ventas de las joyas, cuyo valor real supera los 180.000 euros.

La detención se realizó a raíz de la denuncia de la familia de una mujer de avanzada edad que advirtió a la Guardia Civil de la desaparición de numerosas joyas en su domicilio. Las pesquisas se centraron en una mujer que ayuda en las tareas del hogar y aunque la víctima declaró a los investigadores que sólo ella conocía dónde tenía escondidas las joyas las sospechas se dirigieron desde un principio hacia su empleada.

La Guardia Civil realizó un seguimiento a la empleada y analizó otros casos similares. Se entrevistaron con otras familias denunciantes y reconocieron a esta mujer como la persona que había sido contrataba para limpiar casas o cuidar a personas mayores.

Los agentes también inspeccionaron casas de compra-venta de oro y establecimiento de artículos de segunda mano. De esta forma detectaron al menos 34 ventas realizadas desde hace dos años por la misma mujer.

La empleada de hogar se aprovechaba de la buena fe de las familias y las engatusaba de tal forma que lograba que la recomendaran para trabajar en otras viviendas. Así fue cometiendo presuntamente pequeños hurtos de joyas sin despertar las sospechas de las familias.

Seleccionaba las joyas a sustraer en función del hábito de las dueñas con el objetivo de que pensaran que podían haberlas perdido si las echaban en falta.

La Guardia Civil le imputa el robo de 136 piezas en diferentes domicilios de Crevillent y no se ha podido recuperar ninguna. Las joyas estaban valoradas en más de 180.000 euros, pero en las ventas realizadas de tiendas de compra-venta de oro habría recibido unos 22.000 euros.