Con angustia están viviendo Paloma y Ana las noticias sobre el fallecimiento de dos jovenes en Madrid esta misma semana tras ceder el lateral el ascensor en que viajaban y precipitarse al vacío desde una novena planta. «Con estas muertes hemos vuelto a revivirlo todo otra vez y es horrible», comenta Paloma, quien quiere contactar con las familias de las víctimas. «Es un accidente muy raro, pero viendo cómo la empresa (por Thyssenkrupp) se ha portado con nosotras, sabíamos que esto podía volver a pasar. ¿Cuántas veces más tiene que suceder para hacer algo que lo evite?», se pregunta.

Con el ánimo por los suelos, Ana se lamenta de que «la historia vuelva a repetirse mientras nosotras seguimos sin respuestas cuatro años después». Las dos mujeres se quejan de la «indolencia» de la mercantil «que no hizo nada durante los dos primeros larguísimos años, cuando tuvimos que afrontar múltiples intervenciones y los costes que nos acarrearon». Y lamentan que la única respuesta de la empresa en este tiempo haya sido «consignar dos años después del siniestro y poco antes de que expirara el plazo que les obligaba a pagar intereses el mínimo que se fija por los accidentes de tráfico, cuando esto no lo es».