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Condenado a diez años de cárcel por estrangular al hombre que cuidaba su mujer en Alicante

El fallo impone tres meses de prisión a la esposa por sacar 3.000 euros de la cuenta de la víctima

El acusado, el día que llegó detenido a la Audiencia para ser juzgado por el crimen. RAFA ARJONES

La Audiencia Provincial ha condenado a diez años de prisión a un acusado de estrangular al hombre al que cuidaba su mujer en Alicanteestrangular hombre al que cuidaba su mujerAlicante, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. La víctima era una persona con problemas de movilidad, cuya asistenta era la esposa del acusado y ésta tenía autorizado el uso de la cuenta bancaria del fallecido cuenta bancaria . La Fiscalía la acusaba de haber sacado más de 58.000 euros entre los años 2014 y 2015, pero la Audiencia sólo ha considerado ilícita la extracción de 3.000 euros que se produjo justo antes de que se comunicara al banco el fallecimiento de la víctima. Según el fallo, no ha quedado probado que todos los movimientos anteriores fueran realizados por la imputada en su propio beneficio o para finales particulares. La mujer ha sido condenada a tres meses por apropiación indebida.

La esposa llevaba más de diez años trabajando como empleada de hogar para la víctima, un hombre de 58 años que tenía la movilidad reducida a causa de una afección pulmonar. Para facilitar su trabajo, éste había autorizado a su empleada para que pudiera operar con sus cuentas bancarias. El crimen ocurrió entre las dos y las siete de la madrugada del 5 de septiembre de 2015. El acusado solía ir por las noches al domicilio del fallecido a ver la televisión. La Sección Tercera de la Audiencia ha considerado probado que esa madrugada entre las dos y las siete acabó con la vida de la víctima estrangulándole.

En los primeros momentos, todo apuntaba a que el hombre tuvo una muerte por causas naturales. El propio acusado aseguró que había tratado de reanimarle cuando lo encontraron en el suelo a la mañana siguiente. Sin embargo, la autopsia reveló que fue estrangulado. El cadáver tenía fracturas en el cuello «compatibles con la realización de una presión sobre esa zona», argumenta el fallo. El acusado había achacado dichas lesiones a las maniobras que él mismo hizo sobre el cuerpo cuando trató de reanimarle, ya que, según explicó, tenía el cuello muy rígido. Los magistrados inciden en que la autopsia reveló que las señales de violencia en el cuerpo de la víctima «se ejercieron antes de su muerte y no después».

La sentencia dice que algunos aspectos de lo declarado por el acusado han sido desmentidos por otras pruebas. Éste manifestó que se quedó viendo la televisión en casa del fallecido hasta las tres de la madrugada y que volvió a casa, hasta que al día siguiente su suegra le avisó de que la víctima estaba en el suelo. En cambio, el tribunal señala que los posicionamiento del teléfono le sitúan llamando desde el domicilio del fallecido hasta las 5.51 y las declaraciones de los testigos subrayan que no llegó a casa a la hora que dijo.

«El intenso tráfico de llamadas desde y hacia el teléfono del acusado, en horas de la noche y la madrugada, evidencia que algo grave debió de pasar y pone de manifiesto de forma clara que miente y lo hace incluso desde el momento en que la Policía acude al domicilio de la víctima», dice el fallo. La sala rechaza que se vulneraran los derechos de éste cuando en un primer momento se le tomó declaración como testigo y posteriormente como imputado al convertirse en sospechoso.

También rechazan la explicación que daba el acusado que debido a una lesión en la mano carecía de la fuerza necesaria para estangular a una persona, pero no se ha encontrado probado este extremo. Según la sala, tras el juicio queda patente que «el acusado permaneció con la víctima durante la práctica totalidad de la franja horaria en que se produjo su muerte y reconoce haber realizado sobre su cadáver unas maniobras inexplicables si no es para matarlo», dice el fallo.

En cambio, no consideran probado que el homicida interviniera en la extracción de dinero de las cuentas bancarias de la víctima. Tras el crimen, la esposa del acusado sacó 3.000 euros, repartiendo el dinero con su madre y su hermana, pero la sentencia dice que no se ha establecido que éstas conocieran la procedencia ilícita del dinero.

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