"La vida te va enseñando, he visto muchos accidentes", cuenta el albañil y carpintero Jesús Lago, para explicar cómo fue capaz de mantener la calma cuando, el Viernes Santo por la noche, un fallo con una máquina de para cortar puertas le seccionó la mano derecha, por el medio de la palma, dejándole solo el pulgar agarrado.

Logró llegar a la casa que la familia tiene al lado del taller, en la localidad lucense de As Nogais y, con la ayuda de su hermano, se hizo un torniquete para detener la hemorragia. No fue hasta después cuando se dio cuenta de las dimensiones del accidente. Buscó la parte seccionada y le pidió a su familiar que la metiera en hielo.

Una hora después, en ambulancia, llegó al Hospital Lucus Augusti, donde le calmaron el dolor con anestesia local y desde donde le derivarían al Hospital Povisa, para que el equipo del cirujano plástico y reconstructor Enrique Moledo le reimplantara la mano, en la mañana siguiente. En una operación que se prolongó siete horas lograron reparar y unir venas, arterias, tendones, flexores y extensores, nervios y músculos de la mano.

"Se acabó el trabajo para mí", fue lo primero que pensó este autónomo, de 53 años, cuando sufrió el accidente, pero ahora alberga esperanzas. El primer día después de la cirugía ya movía algún dedo ligeramente. "Espero recuperar lo máximo y volver a trabajar".

La intervención resultó "un éxito", según el equipo médico, y aunque Jesús tendrá que afrontar un largo periodo de rehabilitación, previsiblemente será dado de alta el próximo sábado.

La operación de Jesús Lago ha tenido lugar un año después del reimplante de brazo a un trabajador de las obras del AVE en Laza (Ourense) al que se le intervino en Povisa tras perder su extremidad mientras manipulaba una amasadora.

Hoy, este hombre hace "vida normal" e incluso es capaz de cargar pesos con el brazo operado, destacan desde el hospital vigués.