El juez ha absuelto a los seis médicos y al enfermero del Hospital General de Alicante acusados de una presunta negligencia en un parto, según la sentencia del juzgado de lo Penal a la que ha tenido acceso este diario. El fallo señala que la causa de las lesiones cerebrales que sufrió el bebé fueron originados por una infección del líquido amniótico que pudo producirse días o semanas con antelación al parto, sin que existiera un cuadro de síntomas que permitiera advertirlo antes del nacimiento.

Asimismo el juez descarta que el tiempo transcurrido entre el diagnóstico de la rotura prematura de membranas de la madre y el parto por cesárea hubiera sido «anormalmente prolongado y por ello causa de la infección». El magistrado señala que durante el periodo en el que estuvo ingresada, entre el 28 de febrero y el 1 de marzo de 2007, la madre «recibió las prestaciones sanitarias habituales en los hospitales públicos, sin que existiera una desatención médica y que los facultativos acudieron cuando las matronas requirieron su presencia».

Un juzgado de lo Penal de Alicante sentó en el banquillo a seis ginecólogos y a un enfermero del Hospital General acusados de una presunta negligencia durante un parto. Las acusaciones sostenían que a pesar de que la mujer ingresó el día 28 por la tarde con fuertes dolores, no se le practicó la cesárea hasta la mañana siguiente y que estuvo abandonada a su suerte en el centro sanitario, un extremo que no ha considerado probado el juez. La sentencia incide en que la mujer estuvo bajo control en todo momento y desvinculó la infección de la estancia en el Hospital. La fiscal les imputaba una falta de lesiones por imprudencia leve, mientras que la acusación particular, que ejercían los padres, calificaba los hechos como un delito de lesiones al feto. Los profesionales médicos han quedado absueltos de todos los cargos al descartar imprudencia alguna por parte de los profesionales.

El fallo señala que los acusados actuaron con arreglo a la lex artis médica exigible y que uno de los ginecólogos, ni siquiera llegó a atender a la parturienta ese día. «La paciente no padeció fiebre, ni manifestó síntomas de infección del líquido amniótico. Por ello, no se pudo prever ni tratar», sostiene el juez.

La sentencia recuerda uno de los informes periciales que incidía en que «aún cuando el parto se hubiera realizado antes, ello no hubiera variado el resultado ya que el feto ya venía infectado de antes(...) El niño venía ya con el problema». Tampoco los peritos consideraron que el tiempo transcurrido entre el momento de la rotura prematura de membranas y la cesárea fuera anormalmente prolongado y por ello causa de la infección. Algunos de los peritos llegaron a manifestar que no se podía saber cuándo comenzó la infección y que pudo ser dos semanas antes. El juez recalca que los peritos fueron claros al decir que «la infección que sufrió el feto no era predecible, sólo pudo averiguarse tras el parto».

Al enfermero se le acusaba de no alertar a las comadronas sobre las manchas que la familia dijo ver en una compresa de la madre. El juez dice que no existe prueba que permita afirmar que fuera una mancha relevante a efectos del proceso, ya que horas más tarde, cuando sí lo hizo, el líquido estaba levemente teñido, por lo que no puede ser que antes estuviera teñido con mayor intensidad, razona.

El juez descarta la petición de condenar con las costas del procedimiento a la acusación particular. «No puede calificarse de mala fe procesal la actuación de los padres de la niña quienes buscan la verdad y paliar económicamente la situación de su hija», dice el fallo, que incide en que el papel de la acusación ha sido el de clarificar lo realmente sucedido, sin aportar ningún perito falaz, ni actuar con mala fe.