En el tercer piso del número 11 de la calle Ilustración de Benicàssim, se vivió aquel 20 de julio un drama familiar por el que todos todavía hoy siguen consternados vecinos y familiares. Si bien es cierto que en la finca de pisos en la que residían nadie dijo conocer la situación por la que estaba pasando Krisztina, ni habían oído ruidos para sospechar que podría estar siendo maltratada, amigas suyas llevaban tiempo diciéndole que tenía que huir de aquella situación. E incluso le dijeron que se fuera de casa, que no aguantara más.

Su hermana, quien actualmente se ocupa de cuidar de sus dos sobrinos, no quiere hablar del tema. El suceso ha sido un profundo golpe del que todavía no ha podido recuperarse. Ni ella, ni sus hijos -sobrinos de Krisztina- quienes están haciendo un tremendo esfuerzo para seguir adelante. Nadie de su entorno puede articular palabra cuando les preguntan por ella. Nadie quiere creerse que Krisztina ya no está.

Amante de la naturaleza, a Krisztina Szabó, nacida en Hungría, le encantaba practicar todo tipo de actividades al aire libre. Hacía deporte, le gustaba correr, participó en la carrera de la Mujer de Valencia, iba a clases de pilates y también se le veía pasar las tardes con sus hijos en el parque.

Era auxiliar de enfermería de formación y trabajaba en la residencia de mayores de la localidad de Benicàssim donde todos guardan un buen recuerdo de ella. Porque siempre quedará en la memoria, Benicàssim continúa de luto por Krisztina.