La Audiencia de Alicante sentó ayer en el banquillo a un hombre acusado de intentar matar a su suegro en Xàbia el 24 de febrero de 2015 tras dispararle un arpón con un fusil de pesca. La víctima logró esquivar el proyectil, pero cayó al suelo, momento en que el agresor se abalanzó sobre él y comenzó a apuñalarle con un cuchillo de veinte centímetros de hoja. El acusado admitió ayer los hechos aunque adujo que no quería matarlo, sólo lastimarlo. La fiscal le acusa de un delito de intento de asesinato por el que pide 10 años de cárcel.

«Estoy muy arrepentido con lo que ocurrió. No sé qué me pasó por la cabeza», aseguró en el turno de última palabra. Su abogado, el letrado Álvaro Campos, plantea además que padece una patología mental por su adicción al alcohol y a la cocaína. El acusado estaba inmerso en un proceso de divorcio y comenzó a culpar a su suegro de su separación, con quien no hablaba desde hacía un año. Un día se presentó en el establecimiento de reparación de electrodomésticos que la víctima de 61 años regentaba y, sin mediar palabra, le atacó.

La víctima relató ayer al tribunal que tropezó con un taburete en el momento de esquivar el arpón, que le causó un arañazo en el ombligo. Ya en el suelo, al ver que trataba de acuchillarle, «intenté frenarle agarrándole de las muñecas», hecho que evitó un trágico resultado. Aún así, las cuchilladas alcanzaron zonas vitales, como el cuello y el abdomen, y podían haber causado su muerte. El suegro logró arrebatar el cuchillo a su agresor, momento en el que éste pareció marcharse, y logró pedir ayuda. El suegro aseguró que desaprobaba que su hija rehiciera la relación con su marido, pero que no tenían fuertes disputas con él.

Los testigos relataron que el agresor salió del local sangrando con una herida en la pierna y se quedó sentado en el coche en el que había venido. Uno de los guardias civiles que intervino señaló que cuando le dijeron que la víctima no había fallecido se puso como loco mientras gritaba: «¡Lo mato, lo mato!»