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Los tres segundos que nadie vio

María del Carmen Martínez recibió dos disparos en la cabeza nada más sentarse en su coche y el asesino huyó sin ser visto por nadie mientras la víctima trataba de salir del vehículo y caía desplomada en el lavadero del negocio de automoción que administra uno de sus yernos

Los tres segundos que nadie vio

Nunca se habría imaginado María del Carmen que, cuando la dejó su hermana en la avenida del Zodiaco de Alicante para recoger su coche en el lavadero de Novocar -el negocio de automoción que administra uno de sus yernos-, estaba dando sus últimos pasos. Fueron unos escasos cincuenta metros los que le separaban de su injusta y cruel muerte, la distancia entre la puerta del establecimiento y el lavadero donde estaba su Porsche Cayenne, un turismo de más de una década de antigüedad. Nueve días después de que un sicario -según la hipótesis que baraja la Policía- disparara en dos ocasiones a María del Carmen Martínez López, viuda del expresidente de la CAM, Vicente Sala, las incógnitas sobre el autor material y el intelectual de este crimen -sin que se descarte que pueda ser la misma persona- continúan sin despejarse pese al intenso trabajo de la Policía Judicial de Alicante. Buena parte de la sociedad alicantina sigue la evolución del caso y ansía conocer la identidad de la persona que ha ideado la muerte de una mujer de 72 años perteneciente a una de las familias más acaudaladas de Alicante. Lo que sí tiene claro la Policía es que tarde o temprano esclarecerá el caso. Para ello trabajan apenas sin descanso desde el pasado día 9.

El 112 recibió un aviso cerca de las siete de la tarde de ese día alertándoles de la presencia de una mujer herida en Novocar, un negocio de venta de coches de segunda mano. Poco antes de esa llamada, María del Carmen entró en su coche. Probablemente no pudo ni cerrar la puerta. El asesino la abordó nada más sentarse y le pegó dos tiros a corta distancia, uno en la sien y otro en la mejilla. El sicario quería asegurar su muerte y lo logró, pero aún pudo la mujer sacar fuerzas para salir del coche y caer desplomada junto al maletero.

El lavadero da a un aparcamiento y se encuentra entre el taller y la sala de exposiciones de coches. Carente de cámaras de vigilancia en esa zona, el asesino actuó sin ser detectado por nadie del negocio -se cree que usó silenciador- pese a que estaban a solo unos metros. Unos minutos más tarde los empleados dieron la voz de alarma al 112 y al administrador del negocio y yerno de María del Carmen, Miguel López, quien se había marchado ya del trabajo y tuvo que regresar precipitadamente. Sus empleados le dijeron que parecía que habían golpeado en la cabeza a su suegra, aunque minutos más tarde se confirmó que eran dos disparos mortales.

El SAMU se personó en el lugar y la zona se llenó en pocos minutos de agentes de la Policía Local y Nacional. Nada se pudo hacer por reanimarla y fue entonces cuando se puso en marcha la maquinaria policial y judicial para iniciar la investigación. Se acordonó la zona para no contaminar posibles pruebas y desde los primeros momentos hubo dos hipótesis que se descartaron: la del suicidio, al no aparecer el arma, y la del robo, ya que el asesino desechó llevarse el coche o el bolso de María del Carmen, quien además de llevar joyas guardaba en su monedero más de dos mil euros.

El yerno se personó de inmediato en Novocar, donde comenzó a colaborar con la Policía para resolver las dudas que iban surgiendo a los investigadores. Posteriormente llegaron en un vehículo las tres hijas de María del Carmen. Miguel salió a su encuentro y trató de que no mirasen hacia el lavadero, pero en unos segundos se derrumbaron. El yerno las llevó al interior mientras trataba de consolar a su mujer: «No sabemos nada aún, igual ha sido un atraco...ya veremos».

Mientras esto ocurría la Policía continuaba inspeccionando el lugar e intentaba obtener algún dato de interés entre los trabajadores. El forense llegó poco antes de las nueve de la noche, hora en que se personó el juez de guardia de Alicante y el secretario judicial. En los momentos previos al levantamiento del cadáver, llegó la hermana de la víctima junto con un nieto y un amigo. La Policía realizó la prueba de la parafina a varios trabajadores, incluido el administrador de Novocar, para verificar si alguno tenía restos de pólvora. Aún se desconocen los resultados.

Allegados y amigos de la víctima se preguntaban la noche del crimen «¿por qué han matado así a María del Carmen?». Nueve días después, la Policía investiga varias hipótesis -desde disputas familiares hasta los negocios en Iberoamérica- tras tomar declaración a los cuatro hijos, a la hermana de la fallecida, a un yerno y a varios trabajadores, entre otros testigos. Del oscuro panorama del día del crimen seguramente algún rayo de luz ilumina ya a la Policía para reconstruir esos tres segundos que nadie vio.

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