Todo apuntaba a que Narkis Y., el acusado de la brutal agresión a su pareja en Sant Joan grabada por una cámara de seguridad , saldría ayer en libertad después del juicio por estos hechos. Se enfrentaba a una pena de nueve meses de prisión por unas imágenes que habían indignado a la opinión pública y, al carecer de antecedentes penales, estaba en el guión que su abogado pidiera su liberación nada más terminar la vista. Sin embargo, al inicio del juicio y cuando aún no había declarado ningún testigo, la fiscal anunciaba que iba a subir su petición de condena a dos años y tres meses de cárcel, el triple de lo que se pedía inicialmente.

El endurecimiento de la acusación sorprendió al abogado que iba a proponer que su representado se conformara con los nueve meses de cárcel que se le pedían inicialmente y había retirado su petición para anular el vídeo como prueba. La defensa planteó que la nueva acusación vulneraba los derechos fundamentales de su representado y que la fiscal se había dejado llevar por el impacto mediático que ha causado la grabación. Al terminar la vista, el acusado volvió a Fontcalent y ahora la juez debe decidir si sale en libertad o no hasta que se dicte sentencia. La fiscal pidió que siga entre rejas, porque persiste la situación de riesgo. Unas imágenes que la representante del Ministerio Público no dudó en calificar de «brutalidad» y señaló que era «un clamoroso ejemplo de violencia de género con un sometimiento total de la víctima hacia su agresor».Visionado del vídeo

Los hechos ocurrieron el pasado 20 de noviembre cuando la víctima regresaba a casa a las siete de la madrugada y fue recibida a golpes por su pareja, que la esperaba en el portal. La paliza fue recogida por una cámara de seguridad que los vecinos habían instalado en el edificio por un aumento de los robos. El vídeo fue presentado ante la Guardia Civil al encontrarse con la paliza mientras visionaban las imágenes de la noche. Esta grabación ha sido una de las pruebas claves en este proceso y la fiscal pidió expresamente su visionado durante el juicio.

Ni el presunto agresor ni su víctima quisieron declarar ayer. El acusado sólo intervino terminado el juicio para decir durante su turno de última palabra que estaba muy arrepentido por lo ocurrido y que todo fue «un arrebato de celos porque la vi hablando con otro chico en la discoteca. Me fui a casa enfadado y ella llegó dos horas más tarde acompañada por él». El joven ucraniano de 22 años aseguró que nunca había puesto la mano encima a una mujer y pidió perdón a todas las mujeres que se hayan sentido ofendidas por su comportamiento «en un momento de locura». «Es mentira que yo la haya amenazado y que ella me tenga miedo. Éramos muy felices», aseguró.

Tras haber permanecido callado durante todo el juicio fue el único momento en que se dirigió al tribunal. Durante el momento en que se reprodujeron las imágenes permaneció cabizbajo y sin mirar a la pantalla. Las palabras de arrepentimiento se las llevó el viento cuando a la salida del juzgado les dedicó una doble peineta a los fotógrafos.

El juicio levantó ayer una gran expectación mediática, con unidades móviles de cadenas de televisión nacionales desplazadas al Palacio de Justicia para cubrir la vista y hacer conexiones en directo en sus servicios informativos.

La víctima, de nacionalidad húngara y de 38 años, permaneció aislada antes de comparecer ante la juez y cuando lo hizo estaba protegida con un biombo. A pesar de estas medidas, la mujer aseguró que el acusado sigue siendo su pareja y se acogió a su derecho a no declarar contra él. La agredida abandonó el edificio por los despachos interiores del juzgado para evitar a los reporteros y a personas del entorno del acusado, aunque este diario ha descartado publicar imágenes de ella para no victimizarla más. Ni siquiera quiso ser examinada por un forense en su día. Por eso, las conclusiones del médico forense se han basado en el parte de Urgencias cuando fue atendida en el Hospital de Sant Joan.«Caída por las escaleras»

Los guardias civiles que investigaron los hechos señalaron que la mujer dijo al personal de Urgencias que se había caído por las escaleras. El facultativo le diagnosticó una esguince vertical y varios hematomas, para lo que le mandó el uso de un collarín y antiinflamatorios. El hecho de que las lesiones sufridas requirieran un tratamiento médico, motivó que la fiscal endureciera la acusación al considerar que no se trataba de un simple caso de maltrato. La defensa replicó que los hechos eran los mismos y que nada justificaba este cambio en la acusación.

Todo apuntaba a que el juicio se iba a centrar en la validez de las imágenes grabadas por la cámara de seguridad del edificio, que en el anterior abogado había impugnado en su escrito de defensa. El nuevo letrado anunció que retiraba esta petición y se centró en reclamar la pena de nueve meses que se pedían inicialmente.