Un hombre detenido el pasado lunes en Santa Pola acusado de colocar dos artefactos explosivos caseros en la puerta del domicilio de su exmujer, sobre la que tiene en vigor una orden de alejamiento, quedó ayer en libertad provisional tras pasar a disposición del juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Elche, donde la Fiscalía no solicitó su ingreso en prisión preventiva. El arrestado, que según la Guardia Civil quebrantó por tercera vez la orden de alejamiento de su exmujer, tiene 45 años y fue sorprendido cuando llevaba en la mano un tercer artefacto, momento en que se dio a la fuga y fue apresado en su casa tras ofrecer resistencia y herir a uno de los agentes.

El hombre está en libertad con cargos acusado de un delito de amenazas -agravado por haberse cometido quebrantando una orden de alejamiento-, un delito de resistencia contra la autoridad y otro leve de lesiones a un agente. Pese a que la Guardia Civil difundió que cuenta con «un amplio historial de antecedentes», al juzgado le constaba un solo precedente de quebrantamiento de orden de alejamiento, según fuentes judiciales. Según la Guardia Civil, también le consta una denuncia con otra expareja. El detenido no ha sido acusado del delito de daños porque no llegó a causar desperfectos en el portal de la vivienda donde lo colocó, según las fuentes judiciales.

Explosiones

El suceso se produjo el pasado lunes por la tarde cuando una mujer llamó a la Guardia Civil de Santa Pola para alertar a los agentes de que había escuchado dos explosiones en la puerta de su vivienda con un intervalo de 50 minutos entre ambas. La mujer, que tiene dos hijos con el exmarido, dirigió sus sospechas hacia su expareja, que no podía acercarse a ella al existir una orden de alejamiento por un delito de violencia de género. En el momento de las explosiones se encontraba también en la casa el hijo menor de la pareja, de 18 años y con un 77% de discapacidad.

Los agentes se desplazaron con urgencia al lugar y observaron en la puerta de la vivienda de la mujer dos botellas de plástico deformadas que contenía restos de un líquido amarillento. Olía a salfumán y algunas personas sufrieron irritación de ojos y fosas nasales. Además de las botellas los agentes comprobaron que en la acera había gran cantidad de restos de aluminio derretido, por lo que pensaron que podía tratarse de una elaboración casera de dos explosivos. La mezcla de salfumán y bolas de aluminio «genera una reacción química considerable», según la Benemérita.

La Guardia Civil se dirigió a la vivienda del exmarido y antes de llegar le vieron que iba andando por la calle con otra botella de medio litro que podría ser un tercer artefacto. Los agentes le pidieron que se parase para hablar con él y reaccionó huyendo a la carrera en dirección a su casa para intentar encerrarse y evitar su arresto.

Durante la huida lanzó al suelo varias bolas de papel de aluminio y la tercera botella que desprendía un fuerte olor a salfumán.

El sospechoso pudo ser apresado tras un violento forcejeo con los agentes, uno de los cuales resultó herido leve en el pie tras ser golpeado por el detenido con la puerta de su domicilio para tratar de cerrarla.