Prisión provisional, comunicada y sin fianza para el presunto asesino de Vanessa Ferrer. La magistrada del juzgado de instrucción número 4 de Xàtiva envió ayer tarde a Rubén Mañó a la cárcel de Picassent después de tomarle declaración durante dos horas. El único acusado por el crimen de la adolescente de 15 años que fue hallada muerta el viernes en una sima de Chella a 30 metros de profundidad abandonó las dependencias judiciales a las 19.00 horas en un furgón de la Guardia Civil, rodeado de amplias medidas de seguridad.

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Con el mismo despliegue-inédito en Xàtiva hasta ayer- había llegado el joven a las 12.00 horas, procedente de la Comandancia de Patraix. Escoltado por dos patrullas de la Benemérita y de la Policía Nacional, entró por una puerta lateral al juzgado -que da acceso a la clínica forense- ocultando su rostro con una capucha.

Rubén ratificó íntegramente en sede judicial la versión que mantuvo el sábado ante los investigadores del caso: confesó ser el autor de la muerte por estrangulamiento de Vanessa, pero negó haberla agredido sexualmente y alegó encontrarse bajo un estado de confusión motivado por los efectos de las abundantes drogas que habría consumido la noche del asesinato. La abogada de oficio del detenido, Dayana Fernández, señaló como «muy graves y lamentables» los hechos e hizo hincapié en la actitud «colaborativa» y de «arrepentimiento notorio» presente «desde el principio» en la declaración de su representado.

La estrategia de la defensa se centra en intentar demostrar que Rubén no actuó con una voluntad deliberada de cometer el crimen, sino bajo la influencia de la cocaína y el alcohol. El detenido reiteró ante la juez que no violó a Vanessa, sino que las relaciones fueron consentidas. Según esta versión, el estrangulamiento de la menor se produjo en el contexto de una fuerte discusión cuya causa no fue la negativa de Vanessa a mantener relaciones. El homicida se obstina en defender que se debió a los celos de ella.

De momento, al arrestado se le imputa un único delito de asesinato. La juez, de acuerdo con la fiscal, decidió ayer posponer la acusación de agresión sexual porque, a pesar de que el avance preliminar de la autopsia practicada el sábado al cadáver de la adolescente sí apreció indicios de violación el informe definitivo no ha llegado a tiempo al juzgado. Cuando la jueza lo reciba, la imputación se ampliaría, según fuentes jurídicas. La autopsia también determinó muerte violenta por asfixia.

Antes de declarar, el presunto asesino se sometió a una exploración del médico forense que permitirá corroborar la cantidad de drogas que consumió la noche del crimen. La abogada de Rubén insistió en la importancia de esta prueba para el avance de la instrucción. Según la letrada, las analíticas practicadas al detenido confirmaron que había esnifado cocaína -el acusado asegura haber tomado unos dos gramos de esta sustancia- e ingerido alcohol. Otros testigos admitieron que consumieron con él. La pericial también busca acreditar cierta adicción a las drogas por parte del detenido. Rubén afirmó ayer que actuó solo para deshacerse del cadáver de Vanessa y exculpó al amigo que le prestó el coche en cuyo maletero trasladó el cuerpo de la menor desde su casa hasta la sima ubicada a 550 metros de distancia, en el otro extremo de Chella, nada más cometer el crimen y a pesar de estar, según él, bajo la influencia del alcohol y las drogas.

Por otra parte, el juzgado concedió ayer a la familia de Vanessa el permiso para enterrar su cuerpo.