El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 2 de Catalunya denegó hasta en 13 ocasiones la concesión de un permiso de tres días al violador reincidente Tomás Pardo, detenido por haber vuelto a violar e intentar asesinar a una mujer en Igualada (Barcelona) el pasado sábado, pero finalmente en febrero la Audiencia de Barcelona le permitió salir en base a los informes de la Junta de Tratamiento de la cárcel que informaban favorablemente a su salida por riesgo bajo.

Tomás Pardo compareció ayer ante el titular del juzgado de instrucción número 6 de Rubí y tras negarse a declarar se acordó su ingreso en prisión provisional por los delitos de detención ilegal, robo con violencia, agresión sexual, asesinato en grado de tentativa y estafa.

Según fuentes judiciales, la sección 21 de la Audiencia de Barcelona estimó en febrero de 2016 el recurso presentado por el interno -que lleva diez años preso- en base a los informes de la Junta de Tratamiento, que consideraron que el interno había «avanzado mucho con una actitud empática hacia las víctimas y corrigiendo su impulsividad», y su conducta se adaptaba a la normativa, además de que constataban su desistimiento criminal.

Asimismo, la Junta de Tratamiento de la cárcel de Ponent (Lleida) propuso la concesión del permiso de tres días dado que ya había cumplido la mitad de la condena, y había iniciado contactos con el exterior de manera progresiva, ya que de hecho Tomás Pardo ha tenido 18 permisos de menos de 48 horas -que solo dependen de autorización administrativa- sin que hubiera ningún incidente.

Durante su segundo permiso de tres días, este sábado el interno secuestró a su víctima mientras salía de casa y se la llevó en coche a una zona boscosa, y ahí la agredió sexualmente y la hirió con un arma blanca en el cuello, dejándola semienterrada pensándose que estaba muerta.

El violador estaba interno en Ponent (Lleida) derivado desde Brians 1 (Barcelona) porque, de acuerdo con los informes de la Junta de Tratamiento, salía a trabajar a talleres penitenciarios, y desde 2013 dicha junta estaba de acuerdo con concederle permisos.

Siete recursos rechazados

Tras la decisión de la Audiencia -que había rechazado otros recursos similares hasta en siete ocasiones- en febrero, el primer permiso de tres días no se ejecutó hasta julio porque la juez de vigilancia penitenciaria puso de condición que la víctima de la primera violación estuviera informada tal y como estipula el Estatuto de la Víctima.

Así, el preso solo ha tenido dos permisos de tres días desde que se adoptó la medida, en julio y este mes de octubre, cuando volvió a actuar en circunstancias similares, raptando, violando e intentando matar a su víctima.

En su auto, la Audiencia constata que «nada es infalible y más cuando se trata de comportamientos humanos», pero confían en la evaluación que realizan los profesionales que están en contacto con los reos, ya que a su entender hacen unas predicciones rigurosas, por lo que cuando el resultado es de riesgo bajo, no existen motivos razonables para denegar el permiso.

Así, según un informe, se consideraba que el delito cometido por Tomás Pardo era «un episodio puntual» y que paulatinamente había evolucionado en prisión y había tomado conciencia del mal que causó a sus víctimas, además de que ya no tenía problemas de adicciones al alcohol y las drogas. También consideraban que existía un cambio sustancial desde la comisión de los delitos hacía 13 años «que le hacen tener un claro desistimiento criminal», tanto desde el punto de vista psicológico como de su entorno familiar.

La Audiencia tuvo en cuenta que había realizado programas «de forma satisfactoria» y que acudía regularmente como voluntario de la Cruz Roja.

Además, consideran que el delito es grave pero que ese no es suficiente argumento para denegar el permiso: «Por muchos años que pasen un delito de agresión sexual y homicidio intentado siempre será grave. Si aplicamos este razonamiento ningún penado por delitos de esta naturaleza saldría nunca de prisión por la gravedad de los hechos».