Tras más de quince años al frente de la Audiencia de Alicante, Vicente Magro emprende una nueva aventura como magistrado de a pie en Madrid, Asegura que le quedan muchos años de carrera, casi los mismos que lleva en la Audiencia y se muestra dispuesto a llevar su experiencia a la capital, sin invadir las atribuciones de nadie.

Tras haber optado a varios cargos en el Consejo General del Poder Judicial, la Audiencia Nacional, el Supremo y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad siempre se ha quedado en las puertas. ¿Se ha sentido respaldado todas esas veces?

Son plazas importantes en la judicatura española y el hecho de estar en la terna de los finalistas ha sido suficiente recompensa. Me considero joven, me quedan 16 años de carrera judicial y tengo muchas cosas por hacer. En Madrid, podré seguir avanzando. Mi objetivo es seguir haciendo cosas para mejorar la Justicia y eso puede ser en la Audiencia, el Tribunal Supremo o el Consejo General del Poder Judicial. No me cierro puertas. Seguiré aspirando a estos cargos, no por ocupar un sillón. No estoy en los sitios para apoltronarme o para figurar. Irme a Madrid no va a ser cómodo para mí. Lo cómodo hubiera sido quedarme en Alicante y encerrarme en un despacho a hacer un trabajo rutinario hasta jubilarme. Quien me conoce sabe que no soy así.

La falta de medios siempre ha sido una constante en la Justicia, ¿han cambiado mucho las cosas en estos quince años?

La falta de medios era abrumadora, pero se han mejorado algunas cosas. Lo más evidente ha sido la mejora de las tecnologías. Se ha ido avanzando pero de forma muy lenta, de tal manera que ni te das cuenta de los avances. Uno de los logros más importante fue el ser los primeros en usar la videoconferencia para celebrar juicios, algo se nos reconoció aprobando una ley que regulaba su uso en los juicios. Muchos de los proyectos que avanzamos tuvieron que luchar contra la incomprensión de personas que se oponían a ellas sin entrar a valorar si se trataba de buenas ideas.

¿Está garantizada la continuidad de los proyectos que empezó cuando llegue su sucesor?

Uno de los emblemas de la Audiencia de estos 15 años ha sido la implantación de proyectos pioneros en la Justicia española, como son los cursos de reeducación para maltratadores, que se ampliaron a otros delitos como la violencia familiar, la seguridad vial y los dos últimos, el maltrato animal y delincuentes sexuales. Hay otro programa de charlas escolares para prevenir la violencia entre jóvenes. Estos proyectos deben seguir siendo desarrollados, de manera que confío en que quien coja las riendas de la Audiencia no sólo mantendrá esta oficina, sino que espero y deseo que la mejore con nuevos proyectos.

¿Aspira a poner en marcha esta oficina en Madrid?

La Audiencia de Madrid tiene su propio presidente y no voy allí a sustituir a nadie. Lo que sí haré es trasladar a mis compañeros ejemplos de lo que he hecho en Alicante y ayudar con mi experiencia.

De haberse quedado un cuarto mandato, ¿qué proyecto hubiera querido poner en marcha?

En principio, el proyecto fundamental sería hacer oficial la Oficina de Medidas Alternativas, algo que llevamos doce años reclamando. Sobre el papel, no existe en el organigrama de la Audiencia. Es necesario que se dote de un personal adecuado para que funcione. Ahora sólo tenemos un solo funcionario, tras haber trasladado al otro, y es una dotación insuficiente. Uno de los problemas de este país es que hay grandes proyectos pioneros, pero que se quedan en eternas experiencias piloto.

¿Es la cárcel y el endurecimiento de las penas la respuesta a todos los delitos?

No todos los caminos son iguales en la carretera de la delincuencia, puede haber varios carriles y hay que dar respuesta adecuada al carril por el que circula cada uno. Hay una clara división en los hechos objeto de condena y se debe responder de diferente manera en base a ellos. Hay delitos graves que requieren una sanción más severa del Código Penal. Soy partidario de la prisión permanente revisable en los crímenes de violencia de género. Ahora bien por otro lado, para hechos que no son graves y que son cometidos por primera vez, que son muchísimos, deberían realizarse programas adecuados para explicar a estas personas el camino que deben seguir y prestarles, en su caso, las ayudas necesarias para encontrar un puesto de trabajo o darle la debida formación. A veces es un problema de falta de cultura.

Usted siempre ha dicho que hay un 30% de casos de malos tratos ocultos que no se denuncian, ¿cómo se puede aflorarlos?

Habría que mejorar la coordinación entre las asociaciones que participan en la lucha contra la violencia de género. A veces trabajamos de forma aislada y cada uno hace sus protocolos internos. Habría que mejorar la coordinación policial, judicial, de ayuntamientos y comunidades y trabajar para una estructura común. Sería aconsejable crear unas figuras provinciales contra la violencia de género que coordinaran a todas las instituciones para transmitir el mensaje a las víctimas de lo que se está haciendo. Muchas veces no denuncian porque desconocen cómo se la va a proteger.

Otro de sus caballos de batalla ha sido el de adoptar medidas para que las mujeres maltratadas no quieran declarar contra sus agresores, ¿cómo se puede evitar?

Yo propuse en su momento que se grabaran las declaraciones de la víctimas para visionarlas después en el momento en que se celebrara el juicio, de manera que evitemos que tengan que declarar hasta tres veces para contar los mismos hechos. En la Comisaría, en el juzgado de guardia y finalmente durante el juicio. Se debería modificar para evitar reiteraciones en las declaraciones. Al final las víctimas no lo entienden y la cansamos obligando a contar varias veces precisamente aquello que no quieren contar.

¿Están los juzgados preparados para investigar la corrupción?

Siempre he apostado por la creación de juzgados especializados en tramitar causas complejas. En este país se han producido varios hechos como es la proliferación de macrocausas de corrupción o de bandas organizadas. La organización judicial española precisa adecuarse a la realidad delincuencial del país y hay causas que no están adaptadas para ser tramitadas por un juzgado normal. Con esa especialización, no pasaría lo que está pasando ahora, que una causa esté hasta ocho años tramitándose. Con el inconveniente de que se entorpece tanto la causa principal como al resto de asuntos del juzgado.

¿A qué atribuye el incremento de los delitos sexuales en la sociedad?

Fundamentalmente a la pérdida de valores en la sociedad, la pérdida del respeto. Un excesivo egoísmo en el que la gente hace lo que le apetece sin pensar en las consecuencias perjudiciales que su acción puede causar en otro,. Eso provoca un incremento de delitos sexuales y otros relacionados con un mal uso de las redes sociales para causar daños a terceros. Se inventaron para mejorar las comunicaciones y se están creando situaciones a las que hay que poner coto. Hay que mejorar la prevención y crear una asignatura en la escuela, educando en el respeto para aprender cómo ser mejor persona en la vida.