Dentro de dos semanas se cumplirán nueve años de aquella fatídica noche del 19 de octubre de 2007 en la que Alejandro Ponsoda fue tiroteado cuando entraba con el coche en su casa en la pedanía de Xirles al volver de un acto público. Uno de los disparos le alcanzó en la cabeza y provocó la muerte del alcalde ocho días después. Tras la conmoción por el crimen, Juan Cano sucedió en la Alcaldía a Ponsoda. Su mandato duró poco más de dos años, ya que a finales de noviembre de 2009 fue detenido por la Guardia Civil. El levantamiento del secreto del sumario reveló que Cano era el principal sospechoso del crimen. Un testigo protegido había revelado que el asesinato se contrató en los reservados del club de alterne Mesalina e implicó a los hoy encausados. Ocho meses después de que los arrestados ingresaran en prisión, la investigación empezó a hacer aguas al no encontrarse más pruebas que corroboraran la historia del testigo protegido. Las defensas empezaron a poner en duda su credibilidad y que incluso trabajara en el club en las fechas en las que dice que se celebró la reunión. El juzgado empezó en julio de 2010 a poner en libertad a todos los detenidos, hasta que finalmente sólo quedó entre rejas Raúl Montero Trevejo, el primero de los detenidos, que cumplía condena por otros delitos de tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas. Trevejo ha quedado en libertad este año por aquella condena. Con los procesados en libertad, la investigación sufrió un parón al tratar de localizar a otros empleados del club que ratificaran la historia del testigo protegido sin éxito. Hubo hasta comisiones rogatorias al extranjero para localizar a testigos, aunque con poco resultado. La causa acabó empantanada, sin que se llegara a hacer diligencia alguna. Hasta dos años tardaron en resolverse los últimos recursos pidiendo el archivo del caso.